lunes, 1 de noviembre de 2010

28. Cariñoso, amable, sensato, gilipollas....

Finalmente, Harry y Selene nos obligaron a cenar.
No teníamos ni ganas, ni hambre, pero Harry nos dijo que nos enseñaría algo al terminar y no pudimos aguantarnos.
Harry era un gran cocinero. Nos hizo los espaguetis a la boloñesa más ricos que habíamos probado jamás. Cuando ves por primera vez a Harry te da la impresión de que es una réplica de Terminator que viene a destrozar el mundo con sus baquetas. Pero luego, cuando le conoces, ves que es cariñoso, amable, sensato, gilipollas… (Siempre en el buen sentido)
Terminamos de cenar y Harry nos llevó a todos a su habitación.
Se sentó a la batería y comenzó a tocar. Era un ritmo muy pegadizo. Había una parte a la que, claramente, Harry había dedicado más tiempo.
Terminó de tocar y le aplaudimos.
-Tom me pidió que sacara un ritmo para la canción nueva. Llevo desde que llegamos tocando.
Le felicitamos y después, nos marchamos.
Pasaron los meses, y cada vez, mi madre y la madre de Dougie estaban más nerviosas. Aún no habíamos pensado ni en pedir la fecha, ya que yo estaba en medio de un rodaje y Dougie estaba inmerso en la grabación del nuevo disco.
Las pocas tardes que teníamos libres y coincidíamos, Harry sacaba la Wii y nos dividía en dos equipos: McFly y McNovias.
Amanda y yo éramos muy competitivas, demasiado, quizás. Siempre pedíamos la revancha cuando nos ganaban y al final, acabábamos agotadas en el suelo.
En esos momentos era cuando Danny y Dougie ejercían de novios y se dejaban ganar.
Harry y Tom, que también eran competitivos, discutían con ellos, pero nos dejaban ganar.
Lo pasábamos muy bien, hasta que Amanda dejó de competir tanto como antes.
Danny y ella llevaban varios días raros. No hablaban mucho y parecían un poco distantes el uno con el otro.
Cuando alguno de nosotros se atrevía a preguntarles que que les pasaba, ellos desviaban la mirada y decían a la vez: Nada.
Aquella mañana, íbamos todos paseando por el centro de Londres. Era 1 de Agosto y hacía bastante calor. Tom y yo fuimos a comprar batidos y cuando volvimos, Amanda y Danny no estaban.
-¿Dónde se han ido? –Preguntó Tom.
Alma cogió el batido que el chico le estaba ofreciendo y se quedó mirándole a la cara, como cuando yo miraba a Dougie.
Tom lo notó y se puso nervioso.
Su relación de amistad no había cambiado nada desde el día en el que Tom se declaró. Ahora, Alma lo había dejado con su novio, pero eso Tom no lo sabía. Tampoco sabía que Alma había dejado al chico por Tom.
Alma me prometió que se lo diría.
-Amanda no se encontraba muy bien y han ido a un bar, a comprar una botella de agua –dijo Dougie, dando un sorbo a su batido de chocolate.
El mío era de vainilla. Me encantaba la vainilla.
-¿Creéis que les pasa algo grave? No sé… Llevan un mes muy raritos el uno con el otro. Es como si hubiera pasado algo que les hubiera jodido la relación que tenían –dijo Selene.
-No creo… Amanda nos lo hubiera contado. Somos sus amigas –dijo Alma.
-Y Danny a nosotros. Somos sus mejores amigos –dijo Harry.
A lo lejos, les vi. Amanda caminaba, mirando a Danny y él la cogía por los hombros, como si fuera a caerse en cualquier momento.
-¿Y si está enferma? –Dije de repente.
-¿Qué? ¿De dónde te has sacado eso, cielo? –Preguntó Dougie.
Me encogí de hombros.
-Piénsalo. No bebe alcohol, Danny ya no fuma nunca delante de ella, la trata como si fuera de cristal y se pudiera romper… Acordaos del otro día, cuando fuimos a pasear al muelle. La llevaba agarrada por los hombros, para que no se cayera…No se… a mi me huele a chamusquina –dije.
-La verdad es que tienes mucha razón… La trata como si estuviera em…barazada –susurró Tom.
Todos nos quedamos en silencio.
No puede ser… ¿Embarazada? No. No. Danny lleva mucho cuidado con ese tema…
Les miré de nuevo. Estaban un poco más cerca que antes, pero al paso que iban, supuse que tardarían algo más en llegar. Danny la estaba dando un beso en la mejilla, cariñosamente, y ella sonreía.
-Miradles. Ahora si están cariñosos –dijo Harry.
Todos dirigieron la mirada hacia ellos.
-Supongamos que la teoría de Tom es cierta… ¿Qué creéis que van ha hacer? –Preguntó Alma.
Nos encogimos de hombros.
-No se que decir. Danny es como un niño pequeño… En realidad, ambos son como niños pequeños… No sé, quizás no lo tengan –dijo Dougie.
-Pues claro que lo van a tener. Es su hijo –exclamé. -¿Qué pasa? ¿Si yo estuviera embarazada pensarías en que abortara? ¿Matarías a tu propio hijo, Douglas?
-Estamos hablando hipotéticamente, chicos… -susurró Tom.
-¿Acaso estás embarazada? –Preguntó Dougie, sorprendido.
-No, no lo estoy. Créeme, Dougie, si lo estuviera ya te habrías enterado. Me refiero a que Danny puede ser muy niño, pero no sería capaz de matar a ese pobre niño que no tiene la culpa de que ellos dos tuvieran un pequeño olvido.
-Ya, Ash, pero si tuvieran a ese niño, Danny tendría que renunciar a ir de gira, a estar fuera de casa y, por extensión, tendría que renunciar a McFly –dijo Harry.
Eso es verdad… Un momento… Si Danny y Amanda tienen un hijo y Danny tiene que dejar la banda… ¿No pasará lo mismo cuando Dougie y yo nos casemos? ¿Voy a arrebatarle todo por lo que lleva 6 años trabajando?
Miré a Dougie. Tenía la vista clavada en el suelo, los hombros bajos y estaba recorriendo la abertura del vaso con las yemas de los dedos.
El comentario de Harry nos dejó a todos callados. Tenía mucha razón.
-Bueno, no penséis eso. Seguro que se soluciona todo –dijo Selene, abrazando a Harry.
Éste le pasó un brazo por debajo y la sentó sobre sus piernas.
Finalmente, Amanda y Danny llegaron a donde nosotros estábamos y sonrieron.
-¿A qué viene tanta felicidad? –Preguntó Tom.
-¿A qué vienen esas caras de limón? –Preguntó Danny.
El Danny serio y la Amanda seria habían desaparecido.

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