martes, 2 de noviembre de 2010

29. Harry Mark Christopher Judd. Quítame el culo de encima inmediatamente

-¿Caras de limón? Dios, a veces no se de donde te sacas las palabras, Daniel –dijo Alma.
-Buah, pues tengo más. ¿Sabéis que Amanda me ha enseñado una canción que se llama “El Polvorete”? –Dijo Danny.
Alma empezó a descojonarse de una manera tan escandalosa que nos dio miedo.
-ME MEOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO.
La miramos, mientras Amanda y Danny se echaban a reír también.
-¿Nos explicáis el chiste y así nos reímos todos? –Dijo Tom.
Tardaron un poco en poder contestar, ya que las carcajadas se lo impedían.
Finalmente, pararon un poco.
-A ver… En español, “El Polvorete” es una palabra muy parecida a polvo –dijo Amanda. Pues bien… El Polvorete es el título de una canción muy…Canaria…
Sacó su móvil y puso la canción.
Era pegadiza. Mientras sonaba, Danny y yo bailábamos y los demás se reían.
-Tengo otra, esperad. Se llama mojo picón –dijo Amanda.
Danny y yo seguimos bailando y riéndonos. Al final nos aprendimos la canción. Finalmente, me senté sobre las piernas de Dougie. Se había encendido un cigarro y se lo estaba fumando, tranquilamente.
-Tío, apaga eso –dijo Danny. –No es bueno para Amy.
¿Lo va a contar ya o tendré que sacárselo con técnicas de tortura chinas?
-¿Por qué? –Preguntó Dougie.
Bravisimo, cariño! Ahora contestará quiera o no quiera. Ainss si es que eres más monoooo.
-Porque si queremos que el pequeño Danny Junior nazca sano y guapo, como su padre, tenemos que llevar cuidado con Amanda –dijo el chico.
-Oh, venga ya. ¿Eso es cierto? –Preguntó Dougie.
-Lo de que vamos a ser papis si, lo de que el niño O NIÑA se va a llamar o Danny Junior o alguna gilipollez de ese calibre, no –dijo Amanda.
-Graciosa ¬¬ -dijo Dan.
Amanda se rió y Danny se puso detrás de ella, apoyando la barbilla en el hombro de su novia y cerrando los brazos entorno a su cintura.
-Buenooooo, pues esto hay que celebrarlo –dijo Alma. –Os invito a comer a mi casa.
¿Nos invitas o invitas a Tom, maja? Porque las miraditas… Ains… Pobre Tom. Si supiera que Alma ha dejado a su chico por él…
De repente mi móvil comenzó a sonar.
Mis ojos se dirigieron a Tom nada más mirar la pantalla. Gracias a Dios, él no se dio cuenta.
Me levanté precipitadamente del regazo de Dougie y descolgué el teléfono.
(Teléfono)
Xx: ¿Ashley? ¿Eres tú?
Ash: El teléfono al que llama está descolgado, por lo que, lo más probable es que la persona que lo ha cogido sea Ashley Stevenson, pero usted a su rollo.
Xx: Ja, ja, ja… Me parto y me troncho.
Ash: ¿Puedo saber quien osa llamarme mientras estoy sentada sobre las piernas de mi novio?
Xx: Venga ya, Ash. Soy yo. Gio.
Ash: Giooooooooooooooooooooooooovannaaaaaa Falconeeeee!!! Dios mío!! No puedo creer que seas tú. Soy súper mega fan. ¿Me firmas un autógrafo telefónico?
Gio: ¬¬ Indiota (NOTAAAA: SE QUE ESTÁ MAL ESCRITO, ES A PROPOSITO) Anda, tontina. La nueva actriz de Reino Unido eres tú. Yo soy la actriz de París.
Ash: Jajajajajaja no te lo crees ni tú. París tiene demasiado glamour para ti
Gio: Serás putón
Ash: Habló. La que se digna a llamar un año después. Que fuerte me parece. Te llamé hace unos meses, hace medio año y ayer. La de ayer era por algo importante que tenía que contarte, pero como veo que no te importa…
Gio: Oh, venga ya. Sabes que he estado muy ocupada. Peeeero, ahora estoy libre, así que, cuenta.
Ash: Ahora no quiero T_T
Gio: Ash ¬¬
Ash: Gio J
Gio: ¿Qué tengo que hacer para que me lo cuentes?
Me lo pensé unos segundos.
Ash: Suplica, Giovanna Falcone. Suplica hasta que te sangren las encías.
Gio: T_T No eres más tonta porque no naciste en la familia de Danny, que si no…
Ash: Tsss No te metas con Danny. Que es muy maduro.
Gio: ¿Ves lo que digo? Tonta de remate.
Ash: ¬¬ No empecemos.
Gio: Bueno ¿Por dónde íbamos?
Ash: Por la parte en la que tú suplicas a una servidora para que te cuente la noticia importantísima que tiene que contarte.
Gio: U_u VAAALEE. Ashley, me pongo de rodillas por teléfono y te ruego, que digo ruego, te pido con cada célula de mi cuerpo que me cuentes esa noticia tan buena.
Ash: ^^ Así mejor. Bueno, agárrate bien.
Gio: Espera.
Se movió por la habitación y oí como se arrastraba una silla.
Gio: Ya estoy xD
Ash: Vale, ahí va. ¿Preparada?
Gio: Pero que cansina eres, maja xD
Ash: Oye que encima que le doy dramatismo a la cosa U.u
Gio: Ashley!
Ash: Valee!! ME VOY A CASAR CON DOUGIE.
No escuché nada. Tic tac tic tac… 2 minutos
Pues menos mal que no andamos ninguna de las dos escasas de dinero, porque la llamada nos va a salir por un pico.
Ash: Tierra llamando a Giovanna Falcone. ¿Te has colado por el váter? xD
Gio: No, giliflautas xD Vaya, me alegro muchísimo por vosotros J
Ash: ¿Segura?
Gio: ¿Estás de coña? He vivido vuestra historia como si fuera una telenovela. Cuando lo dejasteis unos meses, cuando lo volvisteis a dejar, cuando decidisteis volver, pero viviendo separados, cuando os fuisteis a California de viaje,… Todo lo he vivido con vosotros. Desde la distancia, si, pero bueno.
Sonreí.
Ash: Gio… Había pensado en que vinieras y…bueno ya sabes… Selene y tu fuerais las madrinas… A ver, me ha costado, aún no sé ni como se lo voy a contar a Alma y a Amanda, pero…no se… Quería que tu fueras mi madrina J
Gio: Ohhhhh claro que lo seré, cielín. Me alegra que pensaras en mí J
Ash: Siempre lo hago J
Silencio.
Gio: Cuando sepas la fecha dimelo para sacar los billetes J
Ash: Vale, cariño.
Gio: Una pregunta. ¿Tom y… Alma están… ya sabes… saliendo?
Ash:… La verdad es que si no lo están les falta poco… ¿Por qué?
Gio: Nada, por nada. Bueno, hablamos otro día. Te quierooooooo.
Ash: Vale, cochinota matadora de Willis J Te quiero mucho.
Gio: *^^*
Colgó.
Volví a donde estaban los chicos y sonreí.
Después, nos fuimos a casa de Alma.
Entramos y Danny se tiró en el sofá. Tom y yo le cogimos de las piernas y le tiramos al suelo. Nos sentamos nosotros dos, ocupando todo el espacio hasta que Harry se tiró encima de nosotros, con la cabeza apoyada en mis piernas y el resto del cuerpo en la parte de Tom.
-Harry Mark Christopher Judd. Quítame el culo de encima inmediatamente –dijo Tom.
-Ahora viene lo mejor –Harry puso cara de esfuerzo.
-NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO EVACUACIÓN, PELIGRO INMINENTE DE GASES TÓXICOS!! SOCORROOOOOOOOOOOOOO –Tom se levantó y se puso a correr por todo el salón. Salió de la estancia y se dirigió a la cocina, donde Alma estaba cocinando.

*Cocina*
Tom irrumpió por la puerta y cerró. Cogió a Alma por la cintura y la empujo debajo de una mesa.
-¿Qué coño haces? –Preguntó la chica.
-Cuidado, pueden haber desprendimientos a causa de la honda expansiva –dijo el cantante.
Amanda puso cara de Wtf?, pero se rió.
-Thomas, Thomas, Thomas… Eres como un niño pequeño –dijo, acariciándole el pelo.
Ese irresistible pelo echado hacia arriba que se había puesto últimamente.
Tom clavó sus ojos marrones en los verdes de Alma y soltó el aire que había contenido de golpe. Alma disfrutó de la sensación que provocaba el aliento de Tom contra su cara.
El chico puso su mano tras la oreja de Alma y se sentó en el suelo para estar más cómodo.
-Sabes… que sigo… sintiendo todo lo que te dije hace dos meses… Yo… No sé… Me siento…
Alma asintió.
-Tom soy una idiota.
-No eres idiota, Alma. Es normal que… conocieras a otras personas… El único idiota aquí soy yo… Perdí a la chica más maravillosa del mundo porque no me atreví a decirle lo que sentía –dijo Tom.
Alma sintió que se derretía por dentro. Cada una de las palabras que había dicho Tom la incitaban a besar esos labios tan provocadores.
-Pero… No se… No fue tu culpa. Yo… El caso es que me he dado cuanta de que eres la única persona con la que quiero tener algo… serio –dijo Alma.
Tom sonrió, y al hacerlo, su hoyuelo se marcó.
-¿Sabes cuantos millones de chicas mueren al minuto por ver ese irresistible hoyuelo? Pues imaginate como estoy yo, que puedo tocarlo –dijo la chica.
La mano de Tom atrajo a Alma hacia su cuerpo y ella no se resistió.
-Te quiero muchísimo –dijo Tom.
Alma sonrió.
-Yo también.
Tom se acercó lentamente y la besó.

De repente, entré en la cocina y les vi, debajo de la mesa, besándose como si fueran unos adolescentes escondiéndose de sus padres.
-Dios, lo siento mucho –dije, volviendo sobre mis pasos.
-No, no lo sientas. Solo…Nos besábamos por primera vez y nos decíamos que nos queríamos mutuamente…También por primera vez –dijo Alma, mirándome en plan ¬¬ y saliendo de debajo de la mesa.
Tom la miró y salió de su “Refugio antigases”.
Sonreí cuando él la agarró por la cintura y la besó.
Miré hacia todos los rincones de la cocina mientras ellos compartían babas y silbé.
-Lalalalalala sigo aquí –dije, entre toses.
Nada, que no se separaban.
Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.
Cogí una de esas bolsas de papel que se usaban para trasportar la compra, la llené de aire y la exploté.
Se separaron como si les hubieran clavado algo en el culo.
-Danny dice que os deis prisa. Esta que muerde por el hambre –dije.
Salí de la cocina, no sin antes echar un vistazo por encima del hombro y observar que les daba igual lo que Danny quisiera. Ese momento era solo suyo.

lunes, 1 de noviembre de 2010

28. Cariñoso, amable, sensato, gilipollas....

Finalmente, Harry y Selene nos obligaron a cenar.
No teníamos ni ganas, ni hambre, pero Harry nos dijo que nos enseñaría algo al terminar y no pudimos aguantarnos.
Harry era un gran cocinero. Nos hizo los espaguetis a la boloñesa más ricos que habíamos probado jamás. Cuando ves por primera vez a Harry te da la impresión de que es una réplica de Terminator que viene a destrozar el mundo con sus baquetas. Pero luego, cuando le conoces, ves que es cariñoso, amable, sensato, gilipollas… (Siempre en el buen sentido)
Terminamos de cenar y Harry nos llevó a todos a su habitación.
Se sentó a la batería y comenzó a tocar. Era un ritmo muy pegadizo. Había una parte a la que, claramente, Harry había dedicado más tiempo.
Terminó de tocar y le aplaudimos.
-Tom me pidió que sacara un ritmo para la canción nueva. Llevo desde que llegamos tocando.
Le felicitamos y después, nos marchamos.
Pasaron los meses, y cada vez, mi madre y la madre de Dougie estaban más nerviosas. Aún no habíamos pensado ni en pedir la fecha, ya que yo estaba en medio de un rodaje y Dougie estaba inmerso en la grabación del nuevo disco.
Las pocas tardes que teníamos libres y coincidíamos, Harry sacaba la Wii y nos dividía en dos equipos: McFly y McNovias.
Amanda y yo éramos muy competitivas, demasiado, quizás. Siempre pedíamos la revancha cuando nos ganaban y al final, acabábamos agotadas en el suelo.
En esos momentos era cuando Danny y Dougie ejercían de novios y se dejaban ganar.
Harry y Tom, que también eran competitivos, discutían con ellos, pero nos dejaban ganar.
Lo pasábamos muy bien, hasta que Amanda dejó de competir tanto como antes.
Danny y ella llevaban varios días raros. No hablaban mucho y parecían un poco distantes el uno con el otro.
Cuando alguno de nosotros se atrevía a preguntarles que que les pasaba, ellos desviaban la mirada y decían a la vez: Nada.
Aquella mañana, íbamos todos paseando por el centro de Londres. Era 1 de Agosto y hacía bastante calor. Tom y yo fuimos a comprar batidos y cuando volvimos, Amanda y Danny no estaban.
-¿Dónde se han ido? –Preguntó Tom.
Alma cogió el batido que el chico le estaba ofreciendo y se quedó mirándole a la cara, como cuando yo miraba a Dougie.
Tom lo notó y se puso nervioso.
Su relación de amistad no había cambiado nada desde el día en el que Tom se declaró. Ahora, Alma lo había dejado con su novio, pero eso Tom no lo sabía. Tampoco sabía que Alma había dejado al chico por Tom.
Alma me prometió que se lo diría.
-Amanda no se encontraba muy bien y han ido a un bar, a comprar una botella de agua –dijo Dougie, dando un sorbo a su batido de chocolate.
El mío era de vainilla. Me encantaba la vainilla.
-¿Creéis que les pasa algo grave? No sé… Llevan un mes muy raritos el uno con el otro. Es como si hubiera pasado algo que les hubiera jodido la relación que tenían –dijo Selene.
-No creo… Amanda nos lo hubiera contado. Somos sus amigas –dijo Alma.
-Y Danny a nosotros. Somos sus mejores amigos –dijo Harry.
A lo lejos, les vi. Amanda caminaba, mirando a Danny y él la cogía por los hombros, como si fuera a caerse en cualquier momento.
-¿Y si está enferma? –Dije de repente.
-¿Qué? ¿De dónde te has sacado eso, cielo? –Preguntó Dougie.
Me encogí de hombros.
-Piénsalo. No bebe alcohol, Danny ya no fuma nunca delante de ella, la trata como si fuera de cristal y se pudiera romper… Acordaos del otro día, cuando fuimos a pasear al muelle. La llevaba agarrada por los hombros, para que no se cayera…No se… a mi me huele a chamusquina –dije.
-La verdad es que tienes mucha razón… La trata como si estuviera em…barazada –susurró Tom.
Todos nos quedamos en silencio.
No puede ser… ¿Embarazada? No. No. Danny lleva mucho cuidado con ese tema…
Les miré de nuevo. Estaban un poco más cerca que antes, pero al paso que iban, supuse que tardarían algo más en llegar. Danny la estaba dando un beso en la mejilla, cariñosamente, y ella sonreía.
-Miradles. Ahora si están cariñosos –dijo Harry.
Todos dirigieron la mirada hacia ellos.
-Supongamos que la teoría de Tom es cierta… ¿Qué creéis que van ha hacer? –Preguntó Alma.
Nos encogimos de hombros.
-No se que decir. Danny es como un niño pequeño… En realidad, ambos son como niños pequeños… No sé, quizás no lo tengan –dijo Dougie.
-Pues claro que lo van a tener. Es su hijo –exclamé. -¿Qué pasa? ¿Si yo estuviera embarazada pensarías en que abortara? ¿Matarías a tu propio hijo, Douglas?
-Estamos hablando hipotéticamente, chicos… -susurró Tom.
-¿Acaso estás embarazada? –Preguntó Dougie, sorprendido.
-No, no lo estoy. Créeme, Dougie, si lo estuviera ya te habrías enterado. Me refiero a que Danny puede ser muy niño, pero no sería capaz de matar a ese pobre niño que no tiene la culpa de que ellos dos tuvieran un pequeño olvido.
-Ya, Ash, pero si tuvieran a ese niño, Danny tendría que renunciar a ir de gira, a estar fuera de casa y, por extensión, tendría que renunciar a McFly –dijo Harry.
Eso es verdad… Un momento… Si Danny y Amanda tienen un hijo y Danny tiene que dejar la banda… ¿No pasará lo mismo cuando Dougie y yo nos casemos? ¿Voy a arrebatarle todo por lo que lleva 6 años trabajando?
Miré a Dougie. Tenía la vista clavada en el suelo, los hombros bajos y estaba recorriendo la abertura del vaso con las yemas de los dedos.
El comentario de Harry nos dejó a todos callados. Tenía mucha razón.
-Bueno, no penséis eso. Seguro que se soluciona todo –dijo Selene, abrazando a Harry.
Éste le pasó un brazo por debajo y la sentó sobre sus piernas.
Finalmente, Amanda y Danny llegaron a donde nosotros estábamos y sonrieron.
-¿A qué viene tanta felicidad? –Preguntó Tom.
-¿A qué vienen esas caras de limón? –Preguntó Danny.
El Danny serio y la Amanda seria habían desaparecido.

27. HARRYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY

-Cielo. Cielo. La película ha terminado –pasé las manos por su pelo.
Abrió los ojos, atontado pero sonriente.
-He tenido sueños bonitos –dijo con voz de niño pequeño.
Le besé, dulcemente.
-¿Y que sueños son esos? –Pregunté.
-Habían conejitos de chocolate y bastones de caramelo con ojos… En fin, el sueño de todo hombre maduro –dijo, intentando incorporarse.
-Oh, no. Tú no te levantas de aquí –dije, colocándome sobre él.
Me miró, pícaramente y me mordió el labio. Le besé de nuevo, tal y como le gustaba. Pasando mi lengua por sus labios y luego, aprisionando su labio inferior con los dientes.
-Estás juguetona hoy, ¿verdad? –Dijo subiendo mi camiseta hacia arriba.
Yo no tenía mucho que quitarle, la verdad; solo llevaba calzoncillos.
Me quitó los vaqueros y pasó las manos por mi espalda.
Y entonces, fiel a la manía de interrumpirnos, alguien (y con alguien me refiero a Danny) llamó a la puerta.
Suspiré y me eché a reír.
-¿Por qué no hacemos como si no estuviéramos? –Dijo Dougie.
Me apretó más contra él y me besó.
De repente, oímos golpes en la ventana. Giramos la cabeza en esa dirección y allí estaba Danny. Y esta vez no venía con Amanda.
Iba con Fran, el hermanastro de Dougie.
-Oh, venga ya –gritó Doug. –Sois lo peor, joder.
Se levantó mientras yo me ponía la ropa. Abrió la puerta y los dos chicos entraron.
Fran pasó al salón, seguido de Dougie y Danny.
-Hola, guapetona –dijo Dan.
Se acercó a abrazarme y cuando lo estaba haciendo, le susurré al oído.
-Te juro que la próxima vez que nos interrumpas, dejo a Amanda sin hijos –dije.
Danny me miró, asustado, y después asintió, como cuando le dices a un niño “Eso no se come. Caca. Es del suelo. Caca, caca”
Este era un momento perfecto para que la vocecilla de mi cabeza me hablara y me dijera algo para conseguir cagar a Danny.
Pero dijo nada.
¿Dónde coño se ha metido?
-Bueno, no os quitaremos mucho tiempo –dijo Fran, tras darme dos besos.
Nos sentamos en el sofá y nos miraron.
-¿Tienes algo que contarme, hermanito mío?
Dougie miró a Danny y le dio un capón.
-¿Por qué coño eres tan bocazas?
-Tu familia tiene que saber que te vas a casar, so invécil –dijo Danny.
-Tenía la intención de ir a cenar a casa de mi madre para contárselo, giliflautas –dijo mi prometido.
Danny le miró y subió la cabeza, con orgullo.
-Bueno, pues ¿a qué esperas? Son casi las seis.
-Espero a que salgas de mi casa –dijo Dougie.
No pude evitar reírme, y los tres chicos me miraron.
-Sois tontos. Anda, Dougie. Vístete. Tenemos dos casas que visitar hoy.
-¿Cómo que dos? –Preguntó mi novio, desconcertado.
-Si. No esperarás que se lo digamos a tus padres y a los míos no –dije.
Dougie asintió.
-Si, soy tonto. No se por qué te vas a casar conmigo –dijo.
Le abracé.
-Andaaaa, corre.
Subió las escaleras y yo me dí la vuelta y miré a Danny.
-Ya sabes lo que te he dicho. A la próxima, adiós a tu segundo mejor amigo de la adolescencia –dije, señalando sus partes.
-Si, señor –dijo. Se levantó del sofá y Fran hizo lo mismo.
Se despidieron de mí y se marcharon.
Subí a ducharme y me vestí. Diez minutos después, Dougie y yo estábamos montados en su coche, rumbo a la casa de sus padres.
Cuando llegamos, bajamos del coche y me cogió de la mano.
Llamamos a la puerta.
-¡Dougie! Que sorpresa, cariño –Sam abrazó a su hijo.
-Hola, mamá.
-Ashley –Sam me abrazó a mí también y nos invitó a pasar.
Entramos al salón. Miriam estaba allí, con su novio, Alex.
-Hola, hermanito –exclamó Miriam, abrazándose a Doug.
-Quita, no agobies, enana –dijo Dougie.
Miriam le miró entrecerrando los ojos y después se dirigió a mí.
Me abrazó y sonreí.
-Hola, Dougie –dijo Alex. Se levantó para estrecharle la mano, pero Dougie me cogió por la cintura para no tener que tocarle.
Dougie odiaba a Alex. Desde que había dejado a Miriam hacía 3 meses por otra chica, le odiaba con todas sus fuerzas. Hacía dos semanas que habían vuelto.
Miriam estaba muy enamorada. Y al parecer el chico también, así que, Dougie no podía decir nada. Pero no le hacía gracia que estuvieran juntos.
-Hola, Ash –dijo el chico.
Sonreí y le saludé con la mano, ya que Dougie me tenía agarrada y no me soltaba.
-Mamá, queríamos hablar con vosotros. ¿Dónde está Josh? –Preguntó Doug.
El hombre apareció dos segundos después por las escaleras.
Nos sentamos todos en el sofá. Crucé las piernas, incómoda y mi novio agarró una de mis manos y la puso sobre su rodilla.
-Bueno, a ver… Uf… Ashley y yo hemos decidido dar un paso más en nuestra laarga relación y nos vamos a casar –dijo Doug.
Sam nos miró y exhibió una gran sonrisa. Josh, Miriam y Alex la imitaron.
-Dios mío, me alegro muchísimo, cariño –Sam abrazó a su hijo y sonrió.
-Madre mía, no me lo puedo creer. Voy a tener la mejor cuñada del mundo –dijo Miriam, abrazándonos a los dos.
-Venga ya. Vas a tener una cuñada, nada más –dije.
Miriam se rió.
-Pero esa cuñada es una persona a la que le gusta tanto meterse con Dougie como a mí.
Nos reímos mientras Dougie le revolvía el pelo a su hermanita.
-¿Qué ha dicho Danny? –Preguntó Sam.
Que lista es esta mujer, coño.
-Pues… No le ha hecho mucha gracia al principio, pero… Bueno… La verdad es que se ha alegrado –dijo Dougie.
Nos pasamos un rato más hablando con ellos y después nos fuimos a la casa de mis padres.
Abrí la puerta con las llaves que me habían dado y cruzamos el umbral.
-¿Hola? ¿Mamá? ¿Papá? –Avanzamos hasta la cocina.
-Hola, Ashley. Doug –mi padre chocó la mano con mi novio y mi madre nos dio dos besos a cada uno.
Les dijimos que se sentaran, que teníamos algo importante que decirles.
-Bueno, vosotros diréis.
Dios… Dios… Mi padre se va a poner como un loco y mi madre… No va a abrir la boca en 2 semanas.
-Nos vamos a casar –dije, del tirón.
Bingo!
La cara de mi padre comenzó a cambiar. Su sonrisa se extinguió y apretó los labios con rabia.
Mi madre en cambio, no abrió la boca. Se limitó a mirarme, nada más.
-¿Dónde tenéis la cabeza? Por Dios, Ash. ¡Tenéis 21 y 22 años! No sabéis nada de la vida.
-Papá… Somos mayorcitos como para saber lo que tenemos que hacer. Además, ¿qué más da que tengamos 23 o 40 años? El concepto de “matrimonio” no va a cambiar.
-Sois muy jóvenes –dijo, negando con la cabeza.
-Mamá y tú también erais muy jóvenes cuando me tuvisteis. Teníais 15 años. Yo tengo 21, papá. No soy tonta. Si me caso con Dougie es por que lo quiero y ya está.
Doug no había abierto la boca tampoco. Se limitaba a apretar mi mano de vez en cuando, dándome ánimos.
-Lo nuestro fue algo sin remedio, cariño. Nosotros no teníamos elección. O te teníamos o te dábamos en adopción. Y como comprenderás, no te íbamos a dejar en una casa de acogida.
-Papá, nosotros no estamos hablando de tener un hijo, y si lo fuéramos a tener, no pasaría nada. El niño estaría bien cuidado. Hablamos de casarnos. No es ningún crimen. Vosotros os casasteis cuando teníais 24 años. ¿Qué diferencia hay? En dos años no maduras.
-Tu madre y yo maduramos con 15 años, cielo. Cuando nos tuvimos que quedar en casa noche si y noche también para cuidarte.
-¡NADIE OS PIDIÓ QUE LO HICIERAIS! ¡Llevo toda mi puta vida haciendo lo que me dicen! No comas esto, engorda, no hagas eso, es malo, no te rías, es de mala educación… Ya basta. Tengo suficiente edad como para casarme y por que no, formar una familia. Y no me lo vais a impedir.
-Cariño… -empezó Dougie.
-Tendréis vuestra invitación, será cosa vuestra si vais o no –dicho esto, cogí mi móvil de encima de la mesa, me levanté y me fui.
Me apoyé contra el capó del coche. Unos segundos después, Dougie salió de la casa y se dirigió a mí.
Me abrazó y yo me agarré a él con todas mis fuerzas.
-Tranquila, cariño. Ya verás como al final lo entienden –susurró, pasando las manos por mi pelo.
Dibujé círculos con los dedos en su espalda. Finalmente, se separó de mí y me miró fijamente.
Puso un dedo debajo de mi barbilla y alzó mi cabeza.
-Te quiero –dijo, muy serio.
Le besé y enredó sus dedos en mi largo y castaño pelo.
Poco después, estábamos en el coche. Dougie se disponía a arrancar cuando tocaron a la ventanilla.
Vaya, vaya. Ahora pedirá disculpas.
-¿Puedes abrir, Ashley? Quiero pedirte disculpas –dijo mi padre.
Bingo otra vez.
Abrí la puerta del coche y Dougie se bajó también
-Perdón por ponerme así, es que… No se… Eres…
-Tu niña pequeña –completé.
Mi padre sonrió.
-En realidad… Ahora eres la niña pequeña de Dougie –dijo.
Mi madre apareció detrás de él y le cogió por la cintura.
Dougie se rió.
-Cuídala bien –dijo mi padre.
-Claro que la cuidaré. No pienso hacerla daño nunca –dijo Dougie, cogiéndome por los hombros.
Sonreí y pasé mis brazos por su cintura.
-Mi madre quiere que os juntéis algún día para empezar a organizar. Es una exagerada. Dice que quiere que todo salga bien y que hay que empezar ya –rió Dougie.
Mis padres asintieron y nos despidieron con la mano.
Dougie tomó el camino a la casa de Harry y Selene.
Aparcamos frente a ella. Dougie sacó la copia de las llaves que le había dado Harry.
Entramos y les encontramos en el salón, viendo la tele.
-Vaya vaya. ¡Pero que ilusión más grande! –Dijo Harry.
-¡HARRYYYYYYYYY! –Dougie se abalanzó sobre su “amante” y Selene se levantó a abrazarme.
-¿Os quedáis a cenar? –Me preguntó mi mejor amiga.
-Yo no puedo. Nos hemos pasado la tarde comiendo. –Miré a los dos chicos. -¿Ya estás fumando, Dougie?
Dougie dio una calada.
-Lo siento. Tenía mono –dijo.
Le eché una mirada asesina a Harry, ya que el cigarro era suyo.
-Es como un perrito. Le das una recompensa y se porta bien –dijo el batería, acariciando el pelo de Doug.
Selene y yo nos reímos.
Mientras ellos dos fumaban, nosotras fuimos a la cocina.
-Bueeeno… Y… Ya sabes… Yo… -dijo.
-¿Qué pasa?
-Me preguntaba si tú… Bueno… Si ya tienes pensado… Quien…
-¿Quién que? –Pregunté.
Selene se sonrojó.
-Venga, cielo. Suéltalo ya.
Inspiró hondo y sonrió.
-Quería saber si ya habías pensado en quien será tu madrina en la boda –dijo.
Me reí escandalosamente.
-Claro que lo he pensado. Y Dougie también. Pero es sorpresa –dije.
-Oh, venga ya. ¿No me lo vas a decir? –Preguntó, haciendo pucheros.
-No, no te lo pienso decir.
-Eres mala. Un demonio. Malísima de la muerte. Tsss.
Me reí mientras ella me pegaba en el brazo. Sentí unas manos muy fuertes que me agarraban por detrás.
-¿Por qué no te vas a reírte escandalosamente a tu casa, bonita? –Dijo Harry, besándome en la mejilla.
-Porque la acústica de la tuya mola más, bonito –dije.
Se rió y me revolvió el pelo.
-¡Haroldo! –Exclamé, intentando que los mechones de pelo volvieran a su sitio.
-¿Qué le has hecho a mi prometida, maricona? –Preguntó Doug, colgándose de la espalda de Harry.
-Nada, cielin mío. Me lo llevo a la cama, volvemos en… ¿Media hora? –dijo Harry, cogiendo a Dougie en brazos.
-Nooo. Échale más tiempo. Tengo ganas de Harry –dijo Doug.
-Dejaos de mariconadas –dijo Selene. –Harry es todo mío, so furcia.
Esa última parte se la dirigió a Dougie.
-Eso ya lo veremos –dijo Dougina.
Cuando Dougie y Harry se juntaban, Douglas se convertía en Douglasa o, como Danny le llamaba, Dougina.
Selene y Dougina empezaron a pelearse de coña, y Harry y yo les miramos, partiéndonos de risa.
-Dougieeee. Voy a tirarme a tu novia, ahora volvemos –Harry me cogió de la mano.
Dougie se agarró a mi cintura.
-Esta es mía, chato. Corre con Selene –dijo Doug, besándome en el cuello.
-Yo encantada –dijo Selene.
Estallamos en risas mientras Harry recorría el cuello de Selene con los labios.
Nos gustaba pasar estos ratitos juntos. Ratitos en los que éramos Pudd y Sashley.