domingo, 31 de octubre de 2010

26. ¿Tienes Hambre?

-Bueno, ya que Alma nos ha contado algo importante, nosotros tenemos algo importante que contar, también –dijo Dougie.
Eran más o menos las 1 de la mañana, pero allí seguíamos, sentados a la mesa de Danny y Amanda, con el humo de los cigarrillos sobre nuestras cabezas y los ceniceros frente a los ojos.
Obviamente, solo fumaban Harry, Danny y Dougie.
Por mucho que intentáramos que no fumaran, era imposible. Siempre recaían.
Selene le escondió a Harry todos los paquetes de cigarrillos que tenía, pero él acabó por encontrarlos.
Amanda había instaurado una ZLDH o zona libre de humo, como queráis llamarla, en toda la casa. Desde entonces, Danny pasaba más tiempo fuera de casa que dentro.
Y yo trataba de mantener ocupado a Dougie en otras cosas. Gracias a Dios, empezaba a dar resultado. Había probado con ir al cine, a cenar fuera de casa, de compras, al Spa, a la casa de Amanda… Pero lo único que conseguía sacarle del tabaco era meterle en la cama.
O en el sillón, o en el colchón de agua… El caso era tenerle ocupado el mayor tiempo posible.
-Pues tú dirás, chaval –dijo Selene.
Dougie me miró y se aclaró la garganta.
-Ashley y yo nos vamos a casar –dijo.
Como es lógico, yo ya se lo había contado a Tom cuando habíamos salido al jardín.
Danny nos miró, incrédulo, pero los demás dieron gritos de alegría y nos abrazaron.
Después de pasar un largo rato callado, Dan sonrió.
-Ya lo pillo. Venga, sacad la cámara de donde quiera que esté.
-Danny…
-¿Dónde está? Seguro que detrás de un cuadro. Siempre las esconden detrás de un cuadro.
-Danny, no era coña –dije.
Danny nos miró y borró la sonrisa poco a poco.
Miró a Dougie y éste bajó la vista.
-¿Qué hay de lo de “Tío, no me pienso casar hasta que los cerdos aprendan a tocar Lies con el bajo, la guitarra y la batería a la misma vez”?
-Venga ya, Dan. Sabíamos que tarde o temprano uno de los dos se iba a casar. No podíamos pasarnos toda la vida de putas –dijo Doug.
Danny, finalmente, lo aceptó. Se pasó toda la noche haciendo bromitas del tipo “Vas a perder la libertad más rápido de lo que perdiste la virginidad” o “a partir de ahora lo único que beberás es café”
A las 4:30 nos fuimos a casa. Habíamos bebido los dos, así que, habíamos decidido volver a pie.
Mientras caminábamos por la calle, Dougie iba muy callado.
Le cogí la mano y sonreí.
-¿Qué te pasa? –Dije.
Nos detuvimos y nos pusimos uno frente al otro.
-Me da la impresión de que he decepcionado a Danny. No sé… Nuestro lema era “Antes de los 30 nada de parienta”
Sonreí.
-¿Te arrepientes? –Pregunté agarrándole las manos.
-¿Qué…? ¡No! Por supuesto que no. Solo es que… Danny está decepcionado y…no se…
Le aparté un mechón de pelo de la frente.
-Si quieres pensártelo…
-No hay nada que pensar –me besó.
Yo agarré su cuello y le devolví el beso.
-Anda, sube –dijo, señalando su espalda.
-No, estás cansado.
-Ya, pero tu no puedes dar ni un paso con los zapatos de 50 metros que te has puesto –dijo, señalando mis tacones.
-Si que puedo –dije, sacándole la lengua.
Andamos unos metros más, pero Dougie me cogió en peso.
-Elige: O espalda o brazos –dijo.
-Suelo –contesté.
Dougie sonrió y se puso de espaldas a mí.
-Sube –insistió.
Negué con la cabeza.
-Venga ya, prometida mía –dijo, riéndose.
Suspiré, puse los ojos en blanco y me subí a su espalda. Emprendió el paso de nuevo, haciendo eses intencionadamente.
-A ver si engordas un poquito, cariño –dijo.
-No puedo. Lo pone en mi contrato –dije.
Dougie se paró.
-¿No puedes engordar? Pero si no pesas nada –dijo, pegando un par de saltos.
-¡Doug! –Reí.
Oí sus carcajadas y le besé en el cuello.
-Ahora en serio. No dejes que te digan que tienes que pesar 2 kilos más o 2 kilos menos. Come lo que quieras, cuando quieras y como quieras –dijo mi novio.
-¿Eso va con segundas, Douglas? –Pregunté.
-Puede… –cuando Dougie ponía esa voz, era cuando realmente me tenía contra la espada y la pared.
No podía resistirme a nada cuando me hablaba así.
-Pues date prisa en llegar a casa –dije en su oreja.
Se estremeció.
-Meto quinta –dijo, echando a correr.
Me reí.
Dougie bajó a primera para que pudiéramos hablar, lo que provocó que llegáramos a casa a las 6 menos cuarto.
Saqué las llaves de mi bolsillo y abrí la puerta.
Agarré a Dougie por el cinturón y subimos a la habitación.
Cerró la puerta y me besó. Caminamos, aún besándonos, hasta que llegamos a la cama. Dougie me empujó un poco para que cayera sobre el colchón y se puso sobre mí.
Deslicé mis manos por su espalda, quitándole la camiseta. Recorrí su pecho con los labios, como tantas otras veces había hecho. Llegué a su ombligo y volví a subir a su boca. Dougie puso sus manos a ambos lados de mi cintura. Giró y me colocó sobre él.
Le miré a los ojos. Esos preciosos ojos azules de los que me enamoré a primera vista y el sonrió. Pareció leerme la mente, porque dijo:
-¿Te acuerdas de cómo nos conocimos?
-¿Cómo no iba a acordarme?
Nos miramos, grabando cada detalle de nuestro primer encuentro en la cara del otro. Dougie buscó el cierre de la cremallera de mi vestido con las manos, mientras yo volvía a besarle. Bajó la cremallera muy despacio y recorrió con las yemas de los dedos mi espalda. Como siempre, mi piel reaccionó al contacto con la suya.
Volvimos a girar para que su cuerpo quedara sobre el mío. Arqueé la espalda mientras el me quitaba el vestido y una vez lo hubo hecho, llevé mis manos al botón de sus pantalones.
-Solo falta Danny aquí para que sea lo que hacemos todos los días –dijo. Me reí.
Eso era lo mejor de Dougie. Estabas en un momento en el que tu mente no ve nada más que su cuerpo semidesnudo encima del tuyo y conseguía que te rieras.
Dougie me hizo suya mientras el sol salía por el horizonte.

Nos despertamos bastante tarde. Me dolía la cabeza muchísimo. Esperé a que la voz de mi cabeza dijera algo del estilo “bebe bebe, que es sano” pero no oí nada.
En realidad, no la había oído desde lo de la frase en español de Alma.
Alma… Joder… Tom…
Dougie abrió los ojos pesadamente y se llevó las manos la cabeza.
-Buenos días –dijo.
-Tardes, en realidad. Son las 3 –dije, consultando la pantalla de mi Iphone.
Doug se frotó los ojos y se incorporó hasta apoyar la espalda en la cabecera.
Le miré. Recorrí con el dedo las líneas de su tatuaje. Ese tatuaje que tanto me gustaba.
Me rodeó con los brazos y llevé mis labios a los suyos. Su boca jugó con la mía un rato y después, su lengua recorrió cada rincón de mi boca.
-¿Tienes hambre? –Pregunté.
-Si va con segundas, si. Si no, no –dijo, mordiéndome en el cuello.
Cuando me separé un poco de él, vi que le había hecho un chupetón en la parte delantera del cuello. Justo en la nuez.
Y eso no es algo fácil de esconder en verano. Me imaginé por un momento la risa de Danny cuando lo viera y sonreí.
-No iba con segundas. Anda, vamos a comer algo –dije.
Me levanté y cogí algo de ropa del armario.
-No te la pongas. Estas mucho mejor así –dijo Dougie.
-Tú también –dije, sonriendo.
Me metí en la ducha y poco después, él entró también.
-Estás muy activo hoy –dije, cuando me apoyó contra la pared.
Dirigió sus labios a mi cuello y noté como aspiraba.
-Tenía que devolverte esto –dijo tras separarse, señalando el chupetón que le había hecho.
Me reí. Pasé mi lengua por sus labios, cosa que le ponía bastante y no se por qué, y él me apretó contra su cuerpo, mojado.
Nos duchamos juntos y salimos, envueltos en toallas.
Se puso unos calzoncillos y se pasó la mano por el pelo, lanzando gotitas de agua por todas partes.
Me vestí y, con una toalla, sacudí mi pelo. Después, lo dejé suelto.
Llevé las dos toallas al cesto de la ropa sucia y abrí mi armario, buscando el regalo de Dougie. Lo encontré, metido en su bolsita y lo saqué.
Era una esclava de plata, con nuestras iniciales por delante y la fecha en la que nos habíamos conocido por detrás.
Lo que hice a continuación, no lo pensé mucho. Aún de espaldas a Doug, me metí la pulsera en el sujetador, me di la vuelta y le miré.
-¿Qué te pasa? –Preguntó.
Negué con la cabeza, para decirle que no pasaba nada y me acerqué a él.
-Bueno… Esto es nuevo –dijo señalando mi sujetador.
-Si… Me lo compré para ti. ¿Te gusta? –Dije.
-Me encanta. Aún que, y parezco un disco rayado, me gustas más sin ropa –sonrió, buscando el cierre de la prenda con los dedos y me lo quitó.
La pulsera calló al suelo. Dougie me miró y después dirigió la vista a su regalo.
Volví a ponerme el sujetador mientras él se agachaba a cogerla.
Me senté en la cama y tiré de él para que se pusiera a mi lado.
-¿Y esto? –Pregunto, con una sonrisa.
Le dio la vuelta a la plaquita que llevaba la pulsera y leyó la fecha.
-Tu regalo de bienvenida. Aún que, el tuyo estuvo mucho mejor –dije, acariciando el anillo.
-Pues para mí están igualados. Me encanta cielo, muchas gracias –me besó y extendió el brazo.
Cogí la pulsera y la puse entorno a su muñeca.
Me abrazó y sonreí.
Bajamos a la cocina para comer algo. Y con algo me refiero a golosinas, patatas fritas, y coca-cola.
En realidad, el que comía era Dougie. Yo me limitaba a coger cositas pequeñas y hacer como que comía mucho.
Y Dougie lo notó. Al principio lo dejó pasar, pero luego empezó con el juego de que viene el avión abre la bocaaaa.
Al final, acabé comiéndome dos chocolatinas y 7 gominolas.
-Dougie, ya. No tengo más hambre.
Él se había comido casi una bolsa de patatas de las grandes y un bote de 80 Pringles.
-Una más –dijo, cogiendo una gominola con los dientes.
Se acercó y me besó. Metió la gominola en mi boca (Ostia que mal suena xDDD) con la lengua y se separó de mí.
Mastiqué el pequeño osito y me miró.
-Me gustaba cuando hacíamos nuestras tardes de Pizza Peli y Gominolas.
-Hemos tenido una, pero sin Pizza ni peli –dijo Dougie. –Se puede solucionar.
Cogió el teléfono y llamó a la pizzería. Pidió una mediana de jamón y queso y yo me puse unos vaqueros y una camiseta de tirantes para ir a por la peli.
-¿Cuál cojo? –Pregunté.
-La que quieras. Hoy eliges tú –dijo, rozando su nariz con la mía.
Le besé y salí de casa.
Caminé, escuchando Quiet de Demi Lovato a toda leche con el Ipod.
No entré al video club, sino que entré al centro comercial que estaba a la vuelta de la esquina y me dirigí a Fnac. Me paseé por las decenas de estanterías que había, buscando algo que mereciera la pena. Me habían hablado muy bien de unas cuantas películas, pero no conseguía decidirme por ninguna.
-Hola. ¿Puedo ayud…?
Me giré mientras la chica hablaba. Llevaba el uniforme de la tienda, a pesar de que no tendría más de 17 años.  Me miró, sorprendida y se pellizcó un brazo.
-¿Eres Ashley Stevenson? Dios no me lo puedo creer. Soy tu mayor fan desde que saliste en esa peli con Zac Efron (es el primero que se me ha ocurrido) –dijo, agarrándome del brazo. –Eres mi actriz favorita. Dios eres… Perfecta.
Enrojecí.
Que vergüenza… Dios mío…
-Gracias… supongo. Me alegra de que te gustara la película –sonreí.
-Bueno ¿en que puedo ayudarte? –Preguntó.
Me mordí el labio para contener la risa y suspiré.
-Estoy buscando una película para ver con unos amigos.
-¿Con McFly? –Preguntó, dando un pequeño gritito.
-No, con McFly no…
Con Dougie Poynter, que se parece pero no es lo mismo. La verdad es que con los chicos nunca se sabe. Lo mismo están en casa, y se han apuntado a nuestro plan parejita.
-Bueno. Esta está bien –dijo, cogiendo de una estantería “The Last Song”
-Pues me llevo esa –dije, deseando salir de allí.
Cogí la película y fui al mostrador. La pagué y salí de allí.
Volví a ponerme el Ipod. Ahora sonaba la versión que los chicos habían hecho de Don’t Stop Me Now.
If you wanna have a good time (c’mon), just give me a call. ‘Cause I’m having a good time…
Llegué a casa y abrí la puerta.
Le conté a Dougie lo que me había pasado y se rió.
-No tiene gracia. Me he asustado –dije, pegándole en el hombro.
-Ainsss –me abrazó. –Vete acostumbrando.
Nos sentamos y puse la película.
A los cinco minutos llegó la pizza. Dougie la pagó y cerró la puerta.
-Come –dijo, poniendo la caja sobre la mesa y abriéndola.
Cogí un tozo y suspiré.
Hasta que no me comí dos trozos, Dougie no se quedó tranquilo.
Después de eso, se durmió profundamente. Yo me quedé despierta, acariciándole el pelo y sonriendo. La película me hizo llorar. Y yo no era muy de llorar. No me gustaba que la gente supiera cuales eran mis puntos débiles, y si lloras por algo, se sabe cuales son.
Cuando la película terminó, desperté a Dougie.

viernes, 29 de octubre de 2010

25. "Era un biberón, idiota"

-Ashley Sophie Stevenson. ¿Quieres…casarte conmigo?
Lo ha dicho.
“Dios… :O”
Me quedé callada mientras Dougie abría la cajita. Dentro había un anillo de oro blanco con un diamante en el centro y unos detalles dorados alrededor de la piedra.
La cara de Dougie expresaba nervios, tensión, felicidad, preocupación, incomodidad y ganas de besarme. Todo al mismo tiempo.
-No tienes que contestar ahora. Puedes pensártelo.
Me arrodillé ante él y me miró expectante.
-Llevo seis años contigo. Nos hemos peleado muchísimas veces, pero nunca aguantamos más de dos días separados. Excepto… Cuando…Ya sabes… Cuando cortamos por lo que me dijo Tom. Y no sabes como siento haberte dejado por eso…
-Al grano, mi vida.
-Vale… Hace dos años me recorrí toda Inglaterra por ti. Me he pasado tres meses sin verte, son tocarte, y casi me muero. Ahora, me pides que me case contigo y que puedo pensármelo. Cielo: Jamás, en toda mi vida, he estado tan segura de algo. Quiero casarme contigo, Dougie.
Mi novio sonrió. Me besó intensamente y me puso el anillo en la mano izquierda. Me quité la camiseta y Dougie acarició mi espalda, metiendo sus manos por mi ropa interior.
Horas más tarde, estábamos cenando comida china. Dougie se pasó toda la noche dirigiendo la vista del anillo a mi cara. Y cuando estábamos viendo la tele, se dedicó a mordisquear mi oreja.
-Dougie, atiende a la peli –dije, riéndome. Sus manos recorrían mi pecho.
-Se está demasiado bien así –susurró.
Puse los ojos en blanco y miré la televisión, sin enterarme de nada.
Al día siguiente, a las seis de la tarde, estábamos llamando a la puerta de Danny.
Dougie me besó el cuello mientras esperábamos a que nos abrieran la puerta.
Sonreí y le eché los brazos al cuello. Dejé que sus labios siguieran recorriendo mi cuello y enredé mis manos en su pelo.
Las manos de Dougie, que estaban cerradas entorno a mi cintura, me apretaron contra su cuerpo.
En ese momento podría pasarme un coche por encima y no me daría ni cuenta.
-Ejem… Si queréis cierro la puerta y tal…
Los dos volvimos la cabeza a la vez y miramos a un descojonante Danny.
Le dio una colleja a Dougie y nos invitó a entrar.
Dentro estaban todos. Absolutamente todos. Selene, Harry, Tom, Alma, y por supuesto, Amanda y Dan.
-Dougie –susurré a su oído. –¿Alguien sabe algo?
-No. Le pedí los pantalones a Danny pero no sabe para que.
Asentí.
Fui a la cocina para ayudarles a sacar platos. Saqué las bebidas, los vasos y las servilletas.
Cuando fui al salón, Tom estaba con su móvil. Me echó una foto nada más aparecer por la puerta.
-Supongo que eso lo imprimirás y lo meterás al álbum –dije.
-Supones bien –dijo Tom.
-¿Sería mucho pedir que no lo hicieras? –Pregunté, cogiendo su Iphone para ver la foto.
Tom se río y asintió.
Danny y Amanda salieron con lo que quedaba y me reí.
Cuando llegamos al postre, Tom nos miró a todos, con expresión aterrorizada.
-Houston, tenemos un problema –dijo.
-¿Qué pasa?
Miraba la pantalla de su móvil, atónito.
-Me he quedado sin batería –dijo.
Nos reímos mientras el pulsaba el botón de encendido de su teléfono.
-Si no fueras tan adicto a las fotos… -dijo Harry.
-Si te callaras la boca… -Contraatacó Tom.
Harry le sacó la lengua mientras yo me reía.
-La verdad es que Harry tiene razón –dijo Amanda. –Houston no tiene un problema, lo tienes tú.
-Ja, me meo… Ash… -me miró, haciendo pucheros.
-No –dije, divertida.
-Andaaaaaaaaa
-He dicho que no, Tom. Además, necesito llamar luego a Nikki. Lo siento.
Me miró en plan (¬¬)
-Porfa… -lo intentó otra vez.
“Venga déjaselo. Si no, va ha estar de morros toda la noche, lo conoces”
-Me debes una –dije, pasándole mi Iphone por encima de la mesa.
Se levantó y me dio un sonoro beso en la mejilla.
-SIIIIIIIIII!!! Tengo un Iphone con bateríaaaaaaaaa
“Este tío es tonto”
No le digas tonto.
“Si, lo digo… Aun que últimamente está muy muy muy…cambiado”
Dilo abiertamente, últimamente parece un muñequito de los Action Man. Está echando músculo.
“Exacto. Yo no lo hubiera dicho mejor”
-Oye, Tom… Hablando de cosas que no funcionan y otras que si… ¿Le has puesto pilas a tu maldito cerebro ya? –Dijo Danny.
-¿De qué hablas? –Tom deslizaba los dedos como un loco por la pantalla de mi móvil. –Dios, Ash. ¿Fotos de Harry en calzones? Seguro que Doug está de acuerdo.
Esa última parte iba cargada de sarcasmo, como era de esperar.
-Si que lo estoy. Ella es mi mujer y él mi amante –dijo Dougie.
Estaba sentado frente a mí y junto a Harry. Éste le besó en la mejilla y le abrazó.
-¿Nos disculpáis si subimos a la habitación un segundo? –Dijo Harry.
-No, no os disculpo, Pudd. Mi amante y mi marido a la mesa.
-Espera espera espera… ¿Has dicho amante? Me pones los cuernos con mi amante… -Dijo Dougie.
Normalmente, las coñas entre Pudd, Dashley y Hashley se nos iban de las manos de esa manera. Que le íbamos a hacer, si estábamos locos.
-Si, lo siento –dije.
-A ver si me he enterado… Dougie y Ashley están casados, peeeeero, Dougie le pone los cuernos a Ashley con Harry y Ashley se los pone a Doug…¿Con Harry también? –Dijo Danny.
Los tres asentimos.
-Entonces, técnicamente, la culpa la tiene Harry. Pooorque, el sabe que estáis casados peero está a la vez con los dos –dijo Alma.
-No, no lo entiendes. Harry solo quiere que sean felices, así que, no le dice nada a ninguno de los dos porque si se enteran de que está con los dos, se divorciarán y…
-Callaaaaaaaoooooooos!!! Dios, no soporto esto ni un minuto más! –Dijo Amanda, cortando a Tom.
Nos comenzamos a reír descontroladamente. Danny le lanzó un guisante a Amanda a la cabeza y ella le sacó la lengua.
-¿De que hablábamos antes de que estos empezaran con sus subnormalidades? –Preguntó Alma.
-De si Tom le había puesto pilas a su cerebro –recordó Harry.
-Oh, si –Danny dejó el tenedor sobre la mesa. -¿Y bien?
Tom le miró, pero luego volvió a las fotos.
-¿Tom?
Mi mejor amigo gruñó algo parecido a déjame en paz y deslizó los dedos para pasar de foto.
-Eso es un no, ¿verdad? Pues bien, si no lo haces tú, lo haré yo. Alma…
-NOOO.
“Vaya, vaya, al fin reacciona”
Danny sonrió con malicia.
-Bueno, pues entonces… -hizo un gesto con las manos, indicándole a Tom que podía continuar él.
-¿Aquí? ¿Y ahora? –Preguntó Tom.
Harry, Dougie y Danny le miraron, autoritariamente, situación que me pareció graciosa, ya que normalmente él que les miraba así era Tom.
-Vale, joder. Pero que sepáis que no va a ser tan bonito como había pensado. Ahora va a ser forzado.
-Oh, no te preocupes. Disfrutaremos del espectáculo igualmente.
Tom dejó el móvil sobre la mesa, se levantó y se colocó junto a la silla de Alma. Se arrodilló en el suelo y la miró.
-¿Qué haces, Tom? –Preguntó la chica, sorprendida.
-Quiero…
-ESPERAA!! –Harry se abalanzó a por mi móvil y pulsó el botón de grabación. –Puedes seguir.
Tom agarró la mano de Alma, mientras esta nos miraba, desconcertada.
-Quiero decirte algo –dijo Tom.
-Bueno, pues dilo –contestó Alma.
Tom tragó saliva.
-Yo…
Venga, Tom. Llevas 6 años deseando decírselo. Ahora que tienes la oportunidad, no la cagues.
-Te quiero –dijo.
La boca de Alma se abrió de par en par mientras Harry movía el móvil para pillar su cara.
Tom tenía una sonrisa en el rostro, esa misma que hacía que su hoyuelo se marcara de una manera alucinante.
-Madre del amor hermoso –susurró Alma, en español.
-¿Eins? –Dijimos todos menos Amanda.
-Oh, my dear –aclaró la novia de Danny, mirándonos.
“Vaya. La máquina del español no ha entendido una simple frase”
Estoy conmocionada por todo lo que ha pasado hoy. Joder, no me agobies.
Estuvimos unos minutos más en silencio. Minutos en los que la sonrisa de Tom se fue desdibujando.
-Dile algo al chaval –susurró Dougie.
-No sé que decir… Yo…
-Alma, coño. Llevas seis años esperando esto y ahora no sabes que decir –dijo Amanda.
-Yo… Esto…
-Déjalo… No hace falta que contestes –dijo Tom, forzando una sonrisa y volviendo a sentarse en su sitio.
Alma le miró, entristecida.
-No quiero que pienses que…
-Tranquila. No pasa nada –dijo Tom.
Alma no le escuchó.
-Ha pasado mucho tiempo…y en ese tiempo…he conocido a personas que…no sé… Se han decidido a pedirme salir… No he tenido que esperar seis años… -dijo la chica.
-Oye maja… Que tú también podías haberte lanzado –dijo Harry.
-¿Y qué te crees? ¿Qué no lo hice?
-¿Lo hiciste?
Alma asintió. Amanda, Selene, Danny, Dougie, Harry y yo miramos a Tom y a la chica, sin poder creer lo que estábamos oyendo.
-Hace 4 años más o menos. Habíamos quedado para ir al cine, a ver la película esa de la casa con globos y el niño y el viejo…
-Up –dijo Tom.
-Esa. Bueno, pues antes de entrar fuimos a por palomitas y nos dijeron que si éramos pareja podíamos canjear una especie de ticket para que la próxima vez que fuéramos, las palomitas nos salieran más baratas. Tom le dijo que no éramos pareja, que solo éramos amigos, y eso me dolió bastante. Cuando entramos a la sala, le dije que me gustaría cambiar lo que teníamos, que quería estar con él, pero me dijo que estaba muy liado y que tenía que pensárselo. Después, empezó la película y se quedó como en trance, mirando la pantalla.
“Le pasa lo mismo con todas las de Disney ¬¬”
-Ahora entiendo por qué os pasasteis más de dos semanas muy esquivos el uno con el otro –dijo Danny.
Miré a Tom. Se le veía destrozado. Le pedí a Doug que me cambiara el sitio para poder sentarme junto a Tom. Él dijo que sí.
Ocupé el sitio de mi novio en la mesa y miré a mi mejor amigo.
-Tom… Ven conmigo –susurré.
Salimos al jardín, lugar que Danny utilizaba para fumar, ya que Amanda tenía terminantemente prohibido fumar dentro de la casa. Excepto cuando nos reuníamos todos.
Tom me abrazó y comenzó a llorar.
-Si es que soy gilipollas. Que digo gilipollas; soy anormal. ¡Seis años, Ashley! Seis putos años –sollozó contra mi hombro.
-Tom, mírame –lo hizo. –No eres gilipollas ni anormal. No sabías lo que hacer, simplemente eso. Alma tenía todo el derecho del mundo a rehacer su vida y lo ha hecho.
El chico me miró, con lágrimas aún en los ojos.
-Ash…
-Tommy –susurré.
Tom sonrió ampliamente. Cada vez que le decía Tommy, el hoyuelo de su mejilla se marcaba al estirar sus labios para sonreír.
-Me acuerdo de la primera vez que me llamaste Tommy –dijo.
-Eso es mentira. Es imposible que te acuerdes –dije, riéndome.
-Es cierto!! Me acuerdo de tu padre con la cámara y tú comiendo yogur…
-Era un biberón, idiota.
Sonrió.
Jamás olvidaría lo que me había contado mi madre sobre la primera vez que le había llamado así. Al fin y al cabo, Tommy fue mi primera palabra.

martes, 26 de octubre de 2010

24. Oh, dios mio

-¿Por qué te fuiste sin despedirte? –Pregunté, separándome de él.
Me cogió por la mano y entramos al salón. Nos sentamos en el colchón de agua del que Dougie se había encaprichado mientras dábamos un paseo por el centro de Londres.
Me apretó contra su pecho y no me resistí. Quería tenerle cerca.
-Porque… No quería verte llorar… y….
-¿Y? –Pregunté enfadada.
-Porque yo tampoco quería llorar –susurró, bajando la mirada.
Me reí y le besé.
-Más mono y no naces –dije. –Bueno, vamos a deshacer tus maletas.
-Se me ocurre algo mejor que deshacer maletas. Como… Deshacer camas –dijo, besándome.
-Valeee me parece bien –dije, con voz temblorosa.
Me cogió, tal y como los príncipes cogen a las princesas en las películas, y subimos las escaleras. Entramos a nuestra habitación y nos arrojamos a la cama.
Nos desnudamos rápidamente y me reí.
-Has venido con ganas –susurré.
-Si… Te e echado de menos –dijo, riéndose.
Le mordí el labio.
-Oh, que imagen tan desagradable –dijo una voz desde la puerta.
Me tapé instintivamente y Dougie hizo lo mismo.
-Si queréis intimidad, no le deis las llaves a Danny –dijo Amanda.
Dougie se putso la ropa interior y salió de la cama.
-Tío, llevamos 3 meses sin vernos.
-Hemos calculado el tiempo para que pudiérais echar 1, tal vez dos, si erais rápidos.
“Te odio, Daniel Jones.”
-Si, pero tu no has contado con que nosotros teníamos que hablar –dijo Dougie, amenazando a Danny con un puño.
-Ups…vale, culpa mía. Peeeero, ahora que os he cortado el royo, no te importará devolverme mis pantalones –dijo Danny.
-¿Qué pantalones?
-Los que te presté el día de Manchester, cuando nos fuimos de putas.
Levanté una ceja y les miré. Amanda había hecho lo mismo.
-Es coña, solo nos fuimos de copas –como Amanda no le quitaba la vista de encima, añadió –Te quiero, mi vida.
Amanda asintió con los ojos cerrados y la boca fruncida.
Me reí y le tiré un cojín a Danny. Le golpeó en la cara y se acercó a la cama, con la intención de vengarse.
-Eh eh eh eh eh… Ni un paso más, que no está vestida –saltó Dougie.
-Mejor –dijo Danny, atacando a mis costillas.
Dougie le apartó de la cama, mientras yo me ponía mi ropa interior y la camiseta de Doug.
Salí de la cama y me metí en los brazos de Dougie.
-Voy a darte los malditos pantalones –dijo éste.
-Ya voy yo, cielo –besé a Dougie y salí de la habitación.
Cuando iba por la mitad del largo pasillo, escuché a Amanda.
-¿Le acabas de mirar el culo?
-No… -respondió Danny.
-Si que lo has hecho, capullo –dijo Dougie.
-Vale, si… Soy débil –gimió Danny.
-Te perdono porque es Ashley, que sino… -dijo Amanda. –Y ni se te ocurra decirle nada a Tom… No quiero ir a tu entierro aún.
Me reí y bajé las escaleras.
Las maletas de Dougie estaban aún tiradas por el suelo, en el vestíbulo.
Abrí una de ellas y busqué el pantalón de Danny. Al mover una sudadera de Hurley, se cayó una pequeña cajita al suelo.
“¿Qué cojones es eso? Abre! Abre!”
Cogí la bonita caja. Parecía una de esas cajitas que se usan para guardar los anillos.
Tiré de la tapa hacia arriba levemente, pero me detuve.
Son sus cosas, me dije a mi misma.
“¿Y si es un regalo para ti? Tonta, ábrelo”
-Pues si es un regalo para mi, mejor que sea una sorpresa.
“Dios te voy a pegar un trompazo que vamos a morir las dos. Tu de la ostia y yo de la honda expansiva”
Dejé la caja y abrí la otra maleta. Encontré los pantalones y, por hacer la gracia, me los puse.
Me quedaban muy grandes. Los agarré un poco para que no se cayeran y subí las escaleras.
-¿Cómo me quedan?
-Tremendamente sexys –dijo Dougie.
Me los quité y se los tiré a Danny.
-Así mejor –dijo mi novio.
Le pegué flojito en el brazo y sonreí.
-Bueno, ya tienes tus jodidos pantalones. Ahora, largaos –dije.
-¿Me estás echando? –Preguntó Amanda.
-Si. Ale, adiós.
Bajaron las escaleras y me asomé para ver que salían de la casa. Después, entré en la habitación y cerré con el pestillo.
-¿Dougie?
No estaba en la cama. Me asomé a la puerta del baño que teníamos en la habitación.
-¿Doug?
Nada.
“AJAAA!! Esto demuestra que estás completamente loca. Te has imaginado 6 años de relación. Dougie era un producto de tu imaginación. Ahora es cuando despiertas del sueño y eres una adolescente que cumple hoy 15 años.”
Cierra el puto pico, quizás funcionaba eso de pensar lo que iba a decir.
“No me mandes callar”
Eureka.
Abrí el armario de la habitación, pero tampoco estaba allí. Lo que si estaba era el regalo de bienvenida que le había comprado. Guardado en el fondo y tapado por el montón de mis vaqueros.
Salí de la habitación y fui al cuarto de invitados, al baño común, a la habitación de la música, donde teníamos bajos, guitarras y una batería para cuando los chicos venían…
-¿Te has desintegrado? –Pregunté en voz alta.
Algo se movió entre los bombos de la batería. Me acerqué un poco para ver algo de color canela.
-Oinss, Marvinioloo. Eres tu, bonito –cogí al gato de Tom. –Tu dueño ya ha vuelto, lo que significa que vendrá a por ti en breve.
Le dí un beso y lo dejé en el suelo.
Me dirigí a la habitación otra vez, pero estaba cerrada. Llamé con los nudillos.
-¿Dougie? Abre, cielo –dije.
-Un minuto –respondió.
“¿Dónde coño se había metido?”
-Ni un minuto ni nada, abre –grité.
-No puedo, espera un minuto –suplicó.
Joder con el niño. No tenía otro momento mejor para encerrarse en la habitación. Noooo. Tiene que ser cuando tengo ganas de…
“Te jodes. Haber pasado de hablar y haber ido al tema”
Cállate.
“No me da la gana”
¿A qué te meto una ostia mental?
“¿A qué no?”
Llevaba diez minutos sentada frente a la puerta de la habitación, discutiendo con la voz de mi cabeza.
-Doug… Me voy a casa de Tom –dije.
Si no reacciona así…
“Vayaa… La monja sabe como chantajear a su novio”
-Noo. Ya está casi solo me … Ahhhh –gritó de repente.
-¿Qué pasa?
-Me he quemado –soltó.
Oí como corría al baño y abría el grifo. Me levanté y crucé los brazos frente al pecho.
De repente, Dougie abrió la puerta.
-Ya era…hora…
La habitación estaba completamente llenísima de velas. Tal y como había llenado una habitación de mi casa hacía 6 años, en Halloween.
Solo que esta vez no había pétalos de rosa. Solo velas y un chico perfecto arrodillado en el suelo, con una cajita entre las manos.
-Ay…mi…madre…
Dougie sonrió. Le miré, incrédula, y sonrió más ampliamente.
-Ese era el efecto que quería crear. Por eso tanto secretismo. Lo de Danny estaba todo preparado. Le pedí que me dejara unos pantalones y que nos interrumpiera cuando estuviéramos solos para que a mi me diera tiempo a preparar todo esto. Sabía, también, que no te fiarías de si se habían marchado de casa y que les seguirías hasta las escaleras, lo que me daría tiempo para esconderme debajo de la cama y cuando tu fueras a buscarme, cerrar y hacer todo esto.
Estaba temblando como cuando, con doce años, Tom se escondió detrás de la puerta de mi habitación y cuando cerré me asustó.
-Y… ¿C-c-ómo ha-as cogido la c-c-caja… tan ráp-p-p-pido? –Pregunté.
-Eso también estaba pensado. Sabía que querrías ir a coger tu los pantalones y que verías la caja, pero como respetas tanto mi intimidad, sabía que no la abrirías. La caja de abajo era una especie de señuelo. No contiene nada. La que tiene lo que me ha costado tanto esfuerzo es esta –dijo, señalando la que tenía entre las manos.
Dios dios dios dios… A ver. Analicemos la situación. Está de rodillas, en una habitación llena de velas, y con una caja de anillo entre las manos. Esto me suena a…
“No lo digas. Soy demasiado joven como para que me de un ataque”
…pedida de mano
“Ya lo ha soltado, la solfamida esta”
-Doug…¿A-a-a… q-q-q-ue viene t-t-t-todo esto?
-No te asustes. No es nada malo. Al contrario. Es bueno.
Ay mi madre. Que este me va a pedir que me case con él… Por dios y por la virgen, tiene 22 años. No, no… estoy sacando las cosas de contexto… No me está pidiendo matrimonio…
“De momento”
Cállate.
-Cielo. Estás pálida –dijo, preocupado.
-¿Si? V-a-a-aya… P-p-p-pues no se p-p-por qué s-s-s-será…
Se rió. Acaricié su pelo, con manos temblorosas.
-Bueno… Yo… Esto… Quería pedirte algo… -Se había puesto nervioso de repente.
“Ay mi madre”
Oh, dios mio…

domingo, 24 de octubre de 2010

23. Asi son ahora en el fic :)

22. Echaba de menos esto...

6 años después.


Me revolví entre las sábanas, sin abrir los ojos y tanteé el lado de la cama en busca de su cuerpo. Pero, como todos los días, él no estaba allí. Miré el reloj; 4:00 de la mañana.
Intenté dormirme, pero no pude. Me levanté y bajé las escaleras. Encendí la luz de la cocina y me serví un vaso de agua. Escuché un ruido detrás de mí y me giré. No había nadie. Terminé el vaso de agua y lo dejé en la encimera.
Escuché otro sonido, esta vez de pasos.
-¿Hola? –Pregunté a la oscuridad del pasillo.
“Idiota, si es un ladrón sabe que estás aquí, y si es un pervertido, le acabas de revelar tu posición”
-Cierra el pico, incordio –dije, muy bajito.
Cogí un cuchillo grande y salí de la cocina. Algo se movió un poco más adelante.
-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHH –pegué un grito de esos que, en las películas, sale primero la casa, después la cuidad, después el país y luego la bola del mundo.
La luz se encendió de repente.
-¿Qué coño haces con un cuchillo en la mano?
Joder. Se me había olvidado por completo que esa noche no dormía sola.
-Dios, que susto, joder. ¿Te das cuenta de que casi me da un ataque, Selene?
-Lo siento. ¿Pensabas que era Dougie?
-Si hubieras sido Dougie me habrían encarcelado por asesinato con arma blanca –dije, de mal humor repentinamente.
Selene se rió.
-No es para tanto. A mi me pareció romántico. Lo hizo por vuestro bien.
-Selene, no me toques las narices –dije.
No quería hablar de ese tema…
-Fue muy bonito –dijo Selene.
-El concepto de “bonito” lo tienes trastornado, ¿verdad? –Pregunté, volviendo a la cocina para dejar el cuchillo.
Me senté en una de las sillas que Dougie y yo habíamos elegido cuando compramos la casa. Selene se sentó frente a mí.
-Venga ya.
La miré.
Desde que Dougie se había ido, sin avisar, de gira (eso es lo que le parece bonito aquí a la amiga), dormía sola, comía sola, vivía sola…
Cuando le llamé para preguntarle por que se había ido sin despedirse, me contestó que no hubiera soportado decirme adiós.
“Lo típico, vamos. Ese no quería despedirse y ya está”
-Vuelve en dos días –dijo Sele.
-Si, pero lleva fuera 3 meses –dije, cabreada aún.
-¿Y qué vas a hacer? ¿Le vas a dejar?
“No”
No, pensé.
-No –dije.
Llamaron al timbre.
“¿Quién coño llama al timbre a las 5 menos cuarto de la mañana?”
Sele y yo nos miramos y salimos, cogidas de la mano, de la cocina.
Miré por la mirilla y abrí.
-Hola, agentes. ¿Puedo ayudarles?
“¿O mejor les cierro la puerta en las narices?”
-Buenas noches, señoritas. Nos ha llamado la vecina de enfrente, alertando de un grito muy fuerte proveniente de esta casa –dijo uno de los policías.
“Estúpida vieja. ¿No puede quedarse calladita con sus putos gatos y ponerse a ver la novela?”
-Oh, ya. Es que, me he llevado un pequeño susto –dije, pellizcando a Selene en la espalda.
Ella se apartó y lo disimuló, tocándose el pelo. El policía nos miró fijamente, mientras su acompañante, un chico joven, de unos 25 años, nos miraba divertido.
-Que no se vuelva a repetir, ¿de acuerdo? –Dijo el de mayor edad, amablemente.
-Claro, agentes.
-Que descansen –dijo el joven.
Se lo agradecimos y cerramos la puerta. Nos fuimos a dormir otra vez y me quedé pensando.
¿Qué iba a hacer cuando volviera Dougie? ¿Dejarle? ¿Besarle?
“¿Quién te manda meterte en estos berenjenales? Solo a la inteligentísima Ashley Sophie Stevenson se le ocurre salir con un bajista al que le gustan más las tetas de sus fans que las de su novia”
-Que te follen –dije.
“Que es exactamente lo que no te van a hacer a ti”
Me tapé la cabeza con la almohada y cerré los ojos.
“¿Ese es tu método para callarme? Te recuerdo que estoy en tu cabeza, chata.”
-No te escucho, lalalalalalalalalalalala.
“Definitivamente, te acabas de volver loca”
-PRRRRRR lalalalalala ueueueueueueueu tiriririririr.
-¿Ash?
Me quité la almohada y miré a Selene.
-¿Te encuentras bien? –Preguntó mi amiga.
La voz de mi cabeza se estaba descojonando viva.
-Si, solo es el cansancio… -sonreí.
-Em… Claro… Bueno, hablamos mañana.
-Claro J.
Selene se fue y, finalmente, me dormí.
El día siguiente fue un cúmulo de imágenes confusas, y el día que volvía Dougie, limpié la casa, hice la cama, me duché y me vestí.
Tampoco me iba a poner de punta en blanco para ir al aeropuerto. Me puse una blusa azul, ya que a Dougie le gustaba como me quedaba ese color, unos vaqueros y unos tacones.
Llamaron a la puerta cuando faltaban 5 minutos para que me fuera.
-Hola, cariño. ¿Qué tal? Bien, nosotras también. Nos vamos contigo al aeropuerto. ¿No te importa verdad? Ya sabía yo que no.
-ALMAA!!!! TRANQUILIDAD, LECHES!! –Grité.
Amanda y ella me miraron, nerviosas.
-Necesito verle ya mismo. Yaaaaaaa –gritó Amanda.
-Vale, pero respira. Te estas poniendo pitufa –dije.
Poco después, salimos de casa.
Selene iría en su coche, para que pudiéramos ir todas, y yo iría en el mío, con Amanda y Alma.
Llegamos al aeropuerto a las 10:30 de la mañana. El avión en el que iban los chicos estaba a punto de aterrizar. De hecho, pudimos verlo descendiendo.
Nos sentamos frente a la puerta por la que saldrían y les esperamos.
Diez minutos después, el personal del aeropuerto se trasladó hacia allí.
Había al menos 5 personas de seguridad, dos azafatas y 3 personas con carritos.
Finalmente, abrieron las puertas y empezó a salir gente. Vi a varias chicas con firmas en los brazos, cara y, como no, en las tetas. Pero, asombrosamente, la firma de Dougie siempre estaba en el hombro.
Tenía pensado echarle la bronca del siglo. Cantarle las cuarenta y pegarle puñetazos y patadas hasta cansarme.
Pero en el momento en el que apareció, todos mis planes se fueron a la mierda.
Llevaba una mochila en el hombro y las gafas de sol puestas.
Sonrió al verme y tiró la mochila al suelo.
Corrí hacia él y me cogió en peso.
Me aferré a su cuello y le besé. Dougie me devolvió el beso con entusiasmo y le acaricié el pelo.
-Dime…que estás… aquí…de verdad… -dije entre beso y beso.
Las lágrimas se desparramaban por mis mejillas, y no hice nada por pararlas.
-Estoy aquí. No me voy a ir más. Estoy aquí.
Le besé otra vez, mientras la gente que teníamos alrededor entonaba un Oooohh general.
Cuando eché un vistazo a los demás, les vi en la misma actitud cariñosa que nosotros.
Danny y Amanda estaban abrazados, balanceándose hacia los lados y riéndose como si estuvieran locos.
Harry y Selene, susurrándose cosas ñoñas al oído.
Y Tom y Alma juntitos, pero sin besos, abrazos y nada. Simplemente, Tom la tenía cogida por los hombros y ella a él por la cintura.
Veía los flashes dispararse mientras andábamos. Pero no me importaba. Podía sentir la mano de Dougie en mi trasero, y eso me bastaba para sentirme como en una nube.
Buscamos sus maletas y las pusimos en los carritos. Después, salimos del aeropuerto mientras otra avalancha de cámaras y gritos nos rodeaba.
Me sentía fuera de lugar con todo este royo. Hasta que no estuvimos montados en el coche, no estuve cómoda.
Danny, Alma y Amanda iban sentados detrás y Dougie y yo delante.
La mano de Dougie fue agarrada a la mía durante todo lo que duró el trayecto a la casa de Danny y Amanda.
-Mañana venid a casa para la comida de bienvenida –dijo Danny, descargando las maletas.
-Claro –dije.
Me abrazó y entraron en casa.
Llevamos a Alma a su casa y después nos fuimos a la nuestra.
Aparqué en el garaje y salí del coche.
Sacamos las maletas del coche y entramos en casa. Dougie recorrió el salón con la mirada y sonrió.
-Echaba de menos todo esto –dijo, pasando la mano por la pared. –Pero… Te echaba más de menos a ti.
Dejó las maletas en el suelo y me miró.
Aparté la vista de sus ojos. Estaba enfadada y si le miraba, no podría seguir estándolo.
Y Dougie lo sabía. Se acercó a mí y acarició mi brazo. Cerré los ojos y disfruté de la sensación que provocaban sus manos sobre mis hombros, sus labios contra los míos, su cadera pegada a mi cuerpo…
Abrí los ojos y le miré.




Bueno! os quejareis, e majos?? es el mas largo que he escrito hasta ahora XDDD ala disfrutadlo XD

sábado, 23 de octubre de 2010

21. Así son en el fic :)

20."Estos dos se llevan demasiado bien"

Los meses pasaron muy rápido y de repente, estabamos en junio. Los finales, las vacaciones... Todo estaba a la vuelta de la esquina. Estudiar era un trabajo a tiempo completo y apenas tenía tiempo para ver a Doug, ya que él, tenía lío con las clases, el grupo (que había triunfado)...
Aquel día estaba estudiando para el examen de historia que tenía al día siguiente.
-Carlos I poseía muchas tierras gracias a sus abuelos... y a su puta madre...
Cerré el libro de golpe y apoyé la cabeza sobre las manos. Mi móvil sonó.
-¿Si?
-Hola, cielo. ¿Cómo llevas el examen? -Preguntó Doug.
-Casi ni he empezado. Me se la Edad Moderna y los descubrimientos geográficos de los Reyes Católicos esos... -dije.
-Eso te pasa por meterte a Historia de España -dijo.
-No me calientes, Douglas. -dije. -¿Quieres venir un rato?  Mis padres han salido.
Pareció pensárselo.
-Claro, voy de aquí a un rato, cielo -dijo.
Nos despedimos, cariñosamente, y me puse a estudiar otra vez. Conseguí memorizar a Carlos I y a su puta madre y después, llamaron al timbre.
Abrí y Dougie me besó. Le arrastré a mi habitación y entramos.

Un rato después.


Dougie se levantó y se vistió. Se acercó a mi escritorio y cogió el libro de historia de España.
-Soy relativamente bueno en historia.
Se tiró a mi lado en la cama, sin camiseta, y pasó las páginas.
-Yo soy mejor en otras cosas -dije.
-No lo dudo -susurró, mordiendo el lóbulo de mi oreja.
Sonreí.
-Pues ayúdame, si eres tan bueno -me senté y le miré.
-Vale. Imaginate que estamos en la Edad Modena. Somos campesinos, trabajamos duro para ganar dinero y alimentar a nuestra numerosa familia.
"Una familia con Doug... Dios quiero hijos suyos yaaaaaaaa"
Intenté imaginarme la situación que me planteaba Dougie, pero en mi cabeza, solo veía su cuerpo completamente desnudo.
"Salida. Luego me dirás a mi..."
-No puedo -dije.
-Inténtalo.
Con un gran esfuerzo, conseguí apartar a Dougie y pensar en una pareja de la Edad Moderna.
-Lo tengo -susurré.
-Bien. Estamos enfadados porque el rey tiene plenos poderes sobre nosotros y la nobleza tiene cada vez mas privilegios -soltó.
De repente, me dio la risa.
-¿Qué pasa ahora? -Preguntó Dougie, divertido.
-Nada. Es que me parece increible que sepas tanto de historia.
-¿Me acabas de llamar tonto? -Preguntó, tirándome un cojín.
Me reí más fuerte y me abrazó. Se apoyó contra la pared y yo contra él. Puso su barbilla en mi hombro y siguió explicándome el tema.
Movíamos los apuntes de allá para acá y abríamos el libro cada dos por tres.
Finalmente, a las 7 terminamos. Me sabía el tema entero, de pe a pa. Dougie era gran profesor.
Estábamos sentados, yo apoyada contra él y él contra la pared, cuando llamaron a mi puerta.
-Pasa -dije.
Mi jovencísimo (os recuerdo que tiene 30 años como mucho) y guapo padre abrió la puerta. Tenía el pelo castaño y los ojos azules, como yo. Era alto y delgado.
-Hola, cariño -dijo. -Dougie, ¿qué tal?
-Bien, Jason.
Mi novio y mi padre se estrecharon las manos.
-¿Te quedas a cenar? Hoy hay partido -dijo mi padre.
-Claro -dijo Dougie.
Mi padre y Doug se llevaban genial. Al principio, mi padre le tenía un poco de ojeriza a Dougie, por el tema de :No le hagas daño a mi niña, o lo pasarás muy mal, pero ahora se llevaban genial.
De echo, mi padre tenía el número de teléfono de Dougie y le llamaba cada vez que había partido para verlo juntos.
Mi móvil comenzó a sonar.
-Hola, Tommy -dije.
-Hola, peque. ¿Estás con Dougie? -Preguntó mi primo.
-Si.
-Dile que si es que se le ha olvidado que teníamos que ensayar para la semana que viene.
-Vale, se lo digo. Te quiero.
-Y yo, pequeñaja.
Colgué.
-Dice que tenéis que ensayar para la semana que viene.
-Hostia. Es verdad. Me tengo que ir, mi vida -dijo, poniéndose la camiseta y levantándose.
-¿Quieres que te lleve, Dougie?
-No, no quiero molestar.
-No molestas, chaval.
"Estos se llevan demasiado bien... ¬¬"
-Si quieres -dijo Dougie, encogiéndose de hombros.
Me miró y yo miré a mi padre.
-Papá...
-Oh, si, claro. Perdón... Os dejo que os despidáis.
Mi padre salió de la habitación y Dougie me agarró de la cintura. Nos besamos.
-Hablamos luego -dijo.
Salió de la habitación y yo me quedé allí, mirándole el trasero.
-Se te van a salir los ojos -dijo, riéndose.
-No me extraña -susurré.
Mi padre apareció en el pasillo y se fueron.
Yo bajé las escaleras y encontré a mi madre, poniendo la mesa. La ayudé y después llegó mi padre.
Mi madre había hecho verduras. No es mi comida favorita, pero aguanté.
Al día siguiente, en el insti, Dougie y Danny se ofrecieron a ayudarme a recordar un poco el examen mediante una representación de la Edad Moderna. Aun que no tenía nada que ver con el tema del que tenía examen.
Dougie hacía de doncella en apuros y Danny del caballero andante que la salva.
Terminó el recreo y me dirigí a clase.
Mientras hacía el exámen, no paraba de pensar en Danny, Dougie y la puta madre de Carlos I.

19."Será todo lo tonto que tu quieras, pero sabe como levantar los ánimos a la gente"

Las chicas se despertaron poco después.
-Me tengo que ir a terminar la maleta –dijo Giovanna mientras comíamos cereales.
“Joder…”
-Vale… Dios, tía… ¿No te puedes quedar? –Pregunté.
Hizo un gesto negativo con la cabeza y sonrió.
-Vuelvo cuando termine la maleta para despedirme, ¿vale?
Salió de la casa y se montó en el coche.
Entré corriendo en casa y llamé a Tom. Le dije que vinieran a casa de inmediato y que se arreglaran un poco.
Diez minutos después, llegaron.
Venían mejor de lo que pensaba: arreglados, sin ojeras…
“Que bien les sienta a estos la resaca ¬¬”
Harry y Selene casi ni se saludaron. Simplemente, Selene se acercó un poco a él y Harry la besó en la mejilla.
Todos nos dimos cuenta de ese pequeño detalle. Harry parecía un poco incómodo, por lo que se apartó discretamente de Selene y se sentó en el sofá.
-¿A qué venía tanta prisa? –Preguntó Tom, abrazándome.
Dougie se sentó junto a Harry y le dio un codazo amistoso en las costillas.
“¿No te ha saludado?”
Me miró con una sonrisa y me guiñó un ojo.
“Así mejor”
-Giovanna va ha venir a despedirse… Y… Me pareció buena idea que…te despidieras de ella –dije.
Tom me miró y se apartó de mí.
-¿Quién coño te manda a hacer eso? ¿Quién coño te manda a meterte en mis asuntos, Ashley Sophie Stevenson?
-Eh, tío. Solo quiere que te despidas de ella. No lo ha hecho con mala intención –dijo Dougie, levantándose.
Me pasó un brazo por los hombros y me besó en la frente.
-Vale… Lo siento, Ash…  -dijo Tom, mirándome.
Hice un gesto para indicarle que no pasaba nada y se dejó caer en el sofá, abatido.
-No voy a poder despedirme de ella –dijo, apoyando la cabeza en las manos.
-Claro que puedes –dijo Alma, de repente.
Todos la miramos y ella se acercó a Tom.
-¿Cómo estás tan segura?
-Por que la quieres. Y sabes que lo mejor para ella es que se vaya con su familia. Y como sabes que eso es lo mejor, eres capaz de decirle adios –dijo mi amiga.
Sabía que cada palabra que había pronunciado, le hacía daño. De una manera o de otra, sabía que Alma había dicho eso para que Tom se sintiera mejor. ¿Por qué? Fácil. Estaba enamorada.
Tom la miró fijamente y sonrió. La besó en la mejilla y ella enrojeció.
Poco después, llamaron a la puerta.
Abrí y vi a Giovanna. El coche estaba aparcado en la punta de la calle. Entró y nos dirigimos al salón.
Cuando vio a Tom, me miró. No dijo nada, simplemente, se puso frente a él.
-Vámonos –le susurré a Dougie.
Salimos del salón y arrastramos a los demás con nosotros. Alma estaba llorando.
La abracé y ella me agarró con fuerza. Amanda le puso una mano sobre el hombro y Danny le acarició el pelo.
-Eres la tía con más huevos que he conocido en toda mi vida –dijo el chico.
Alma levantó la cabeza.
-¿A qué viene eso? –Preguntó.
-Le has dicho al tío que te gusta que quiere a su ex y que debería despedirse de ella por esa razón. Cualquier tía le hubiera dicho: Que la den por culo. Ella ha elegido irse.
Alma se rió, y nosotros con ella.
“Será todo lo tonto que tú quieras, pero sabe como levantar los ánimos de la gente”
No podía estar más de acuerdo con la vocecilla que tanto me incordiaba.

jueves, 21 de octubre de 2010

18. Llamame cuando estés un poco más calmado...

Alma sonrió y fui a la cocina a por helado. Amanda me siguió.
-Está jodida –dijo, refiriéndose a Alma. –Se da cuenta de que Giovanna quiere mucho a Tom y de que Tom la quiere a ella.
-No se… Yo veo a Tom mejor cuando está con Alma.
Amanda asintió.
Fuimos al salón y nos sentamos en el suelo, con las demás.
-¿Habéis visto el hermano de Dougie? –Pregunté.
-¿Al español? Si, me lo ha presentado Miriam. Está buenísimo –dijo Alma.
-Ains. Miriam es majísima. Se ha pasado toda la fiesta comentando disfraces. Te partes la caja con ella –dijo Amanda.
-¿Y a Karol? –Pregunté.
-¿La hermana de Danny? Es guapísima –dijo Alma.
-Yo no la he visto –se quejó Amanda.
-Pues es alta, morena, pelo negro, delgada, ojos marrones, casi siempre con coleta y un percing en el labio –recitó Giovanna. La miramos, sorprendidas. –Es mi mejor amiga.
-Ah, bueno. Eso lo aclara todo –dijo Amanda.
Todas nos reímos. Todas, menos Selene. Estaba como ida. No sabía el por qué.
-Selene. ¿Me acompañas un momento?
-Claro –se levantó y sonrió.
Entramos en la cocina y me senté en la encimera.
-¿Qué te pasa?
Se quedó callada unos segundos.
-He discutido con Harry.
-Oh, cielo. Lo siento muchísimo –la abracé.
-No pasa nada. Le he dicho que lo hablaremos luego.
Sonreí.
Volvimos al salón.

*Casa de los chicos*

-¡Oh, venga ya! ¡Eso es falta! ¡FALTAAAAAAAAAAAA! –Gritó Danny.
Estaban viendo un partido de futbol, Inglaterra vs. Argentina.
Iban 3-3 y los chicos estaban desquiciados.
De repente, uno de los jugadores de Inglaterra robó el balón, se dirigió a la portería contraria y marcó.
-¡GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL!
Los cuatro saltaron del sofá y alzaron los puños a la vez.
Diez minutos más tarde, el árbitro pitó el final del partido.
Dougie se tiró en el sofá y Tom fue a la cocina. Volvió con una botella de tequila y cuatro vasos de esos de chupito.
Comenzaron a beber, a pesar de que Danny y Dougie no tenían edad para beber, y acabaron jugando a yo nunca. Parecía que solo conocían ese juego cuando bebían.
-Oh, esta es buena. Yo nunca he salido a la calle en bolas pidiendo papel higiénico –dijo Harry.
Danny bebió, mientras Doug, Tom y Harry se descojonaban vivos.
-Yo nunca he pensado que en mi armario había una réplica exacta de un Jedi que me protegía por las noches –dijo Danny.
Tom bebió.
-Esta va para Doug. Yo nunca, jamás, nunca en mi vida, he besado a Ashley. Y los besos en juegos de estos raros no cuentan –dijo Tom.
Danny y Dougie bebieron.
Dougie miró extrañado a Danny y éste bajó la cabeza.
-Tenía 15 años y ella 13. Tom se fue a comprar helados y nos dejó solos en un parque. Aproveché la oportunidad –dijo.
Doug asintió.
-Yo nunca he corrido con unas baquetas en la mano diciendo “Lo tengo, lo tengo” y me he pegado la ostia del siglo con los piños en el suelo –dijo Dougie, partiéndose de risa.
Harry le tiró un cojín y bebió.
Se pasaron así un buen rato, hasta que el móvil de Dougie sonó.

*Teléfono*
Xx :Dougie?
Doug: Hola, maja –dijo, hipando levemente.
Xx: Estás bebido? ¡Doug!
Doug: Solo un poquito –y estalló en risas, al ver como Harry le hacía un calvo. –Tiene gracia, ¿a qué si, Ash?
Ash: Ni puta gracia, Douglas.
Doug: Bueno bueno… No nos pongamos nerviosos. Como yo siempre digo: Tres tristres trigres cromen trigro en un trigral –por segunda vez, se partió en dos de la risa que le dio su propia gilipollez.
“Este está más para allá que para acá…”
Doug: ¿Quieres que vaya y repetimos lo de esta noche?
Ash: Llámame cuando estés más tranquilito, Douglas.
Doug: Venga, cielo. No te enfades.
Ash: Adiós, Dougie.

*Casa chicas*

Colgué el teléfono y miré a las chicas.
Poco después, nos dormimos. Me desperté al día siguiente porque mi móvil estaba sonando.
-¿Si? Hola, Doug. No. Tranquilo, no estoy enfadada. Claro, hablamos luego. Te quiero.
Miré el reloj. Me levanté he hice el desayuno.

lunes, 18 de octubre de 2010

NOTAAAAA

-Ya os lo contaré.
-¡Tengo una idea! -Gritó Alma.
"Malooooooooo"
La miré.
-No voy a meterme en tu disfraz de vaca para que a Amanda le den gases y me pille a mí dentro... -dije.
Alma puso cara de asco.
-No vuelvo a entrar ahí -dijo, cogiendo un vaso.
Se había salido del disfraz, pero llevaba la cara pintada con manchas negras. Parecía tener una enfermedad rara.

LA PARTE EN ROJO ES TOTALMENTE DE AMANDA!! DERECHOS DE AUTOR DE AMANDA, ECHA POR Y PARA AMANDA QUEDA CLARITO?? AJJAJAJAJAJ

17.“ALAAAA VIVAN LAS CAGADAS MONUMENTALES” .

Subí las escaleras, nerviosísima… ¿Qué coño quería Dougie? A ver, soy un poco lerda, pero yo que se…
Abrí la puerta de mi habitación, pero allí no estaba.
“Gilipollas!! Ve a la suya!”
En la puerta de su habitación había un papel pegado con celo. Lo cogí y leí.
-Freddie te da la bienvenida a su mundo de sueños. Estos no van a ser sueños malos, sino preciosos… No del tipo conejitos y solecitos con cara… Me estoy liando. Abre la puerta. Atentamente: Freddie Poynter.
Me reí y abrí la puerta con el papel en la mano aún.
“Oh… Dios….Mío….”
La habitación de Dougie estaba llena de pétalos de rosa rojos, velas y sonaba música de fondo, muy bajita. Las velas estaban casi todas en el suelo y encima de la mesilla. La cama tenía un dibujo de un corazón hecho con pétalos, el suelo parecía estar hecho de flores, y Dougie… Dougie…
Estaba de pie frente a mí, con un ramo de rosas en la mano y la sonrisa más bonita en el rostro. Se había quitado el disfraz y se había puesto una camiseta y unos vaqueros. Me dio el ramo de rosas.
Dejé el ramo sobre un mueble cercano y miré a Dougie.
-Yo…eh…mmm… yo… -dijo, nervioso.
Sonreí. Cerré mis brazos en torno a su cintura y él me besó en el pelo. Bajó a mi cuello y después, a la clavícula. Sus manos se movieron por mi espalda y las mías por su cara. Nos sentamos en la cama y le besé. Dougie me echó hacia atrás y cayó sobre mí.
Le quité la camiseta y él hizo lo mismo con mi disfraz.
-No es este el aspecto que quería tener cuando...
-Eso es lo de menos -rió Dougie.
Se quitó el pantalón mientras yo apagaba las velas que teníamos cerca.

Una hora después

-Venga, cuéntame. 
-No -dije, sirviéndome una especie de calabaza de chocolate.
-Yo te lo conté -se quejó.
-Si, y yo te cuento lo de Danny -dijo Amanda.
"¿Esta cuando ha llegado?
-Ya os lo contaré.
-¡Tengo una idea! -Gritó Alma.
"Malooooooooo"
La miré.
-No voy a meterme en tu disfraz de vaca para que a Amanda le den gases y me pille a mí dentro... -dije.
Alma puso cara de asco.
-No vuelvo a entrar ahí -dijo, cogiendo un vaso.
Se había salido del disfraz, pero llevaba la cara pintada con manchas negras. Parecía tener una enfermedad rara.
-Esta es mi idea. Nosotras cuatro nos quedamos a dormir aquí y ellos cuatro se van a dormir a vuestra casa -dijo Alma. Iba a contestarla, pero me interrumpió. -Vale, voy a decirselo a Tom.
Se fue corriendo hacia Dar Vader (xDDDDDDD) y le susurró algo al oído. Tom asintió con una sonrisa y Alma le miró el hoyuelo, embobada.
Freddie Krouger estaba hablando con la alienígena Mirioide (WTF??????? JAJAJAJAJAJ)
De repente, volvió la cabeza hacia mi y se quitó la máscara. Me miró y me guiñó un ojo. Me hizo un gesto con la mano y me acerqué.
Me besó intensamente, mientras Miriam miraba hacia otra parte, incómoda.
-Que bonito -susurró con sárcasmo.
Su hermano le sacó la lengua y la abrazó.
-¿Ves a ese Frankestein de allí? -Preguntó Dougie, señalándo a un chico alto. -Es nuestro hermano.
-Hermanastro, en realidad -corrigió Miriam. -Hijo del novio de mi madre. Es español.
-¡Fran! -Gritó Dougie. 
El chico nos miró y se acercó. 
-Hola, Doug, tío. ¿Qué pasa, chaval? -Preguntó. -¡Miri! Hola, pequeñaja.
¿Cuántos años tendría Miriam?
"GILI!! VA A TU CLASE DE QUÍMICA!! DESPIERTA, POR AMOR DE DIOS"
-Fran, esta es mi novia, Ashley -dijo Dougie.
-Vaya... Sales con una endemoniada -bromeó.
-Noo tío -Dougie sacó el móvil y le enseñó una foto en la que salíamos juntos. 
Fran miró atentamente la imagen y asintió.
-Así mejor -dijo.


Varias horas después.

-¿Nos vemos mañana? -Pregunté, apoyándome en el marco de la puerta.
Dougie iba vestido normal, y yo me había quitado por fin todo el maquillaje. 
La fiesta había terminado hacía media hora.
-Claro que nos vemos mañana, mi niña. Aún así te voy a echar de menos. No estoy acostumbrado a dormir sin ti.
Aunque Dougie tenía su propia habitación en mi casa, normalmente dormíamos juntos. Ya fuera en mi habitación o en la suya.
Me besó en la mejilla, pero le cogí del cuello de la camiseta y le atraje hacia mí.
-Vaya, vaya… Ahora que me voy te pones cariñosa, ¿eh?

-Si, es un defecto de fábrica que tengo –dije.
Dougie se rió y al hacerlo, su aliento acarició cada parte de mi cara. Su dulce aliento.
Me besó, hasta que Tom perdió la paciencia y empezó a tocar el claxon.
-¡Venga, parejita! No tenemos toda la noche –gritó.
-¡En realidad si la tenemos! Pero preferimos comer porquerías y ver la tele antes que observar como intercambiáis babas –gritó Danny.
Me reí.
-Anda, vete –dije.
Le besé una vez más y observé como se alejaba.
-¡Te quiero! –Gritó, bajando la ventanilla del coche.
-Y yo a ti, cielo –dije.
Se marcharon y me metí en casa.
Las chicas pidieron detalles y les conté lo del acertijo, lo de las rosas,… Y lo de después.
-Madre mía… Danny no es tan romántico. No digo que sea un burro… Bueno si… Es un burro... –dijo Amanda.
Nos reímos.
En ese momento, se me ocurrió llamar a alguien. Una chica que seguramente no estaría en su mejor momento y necesitaría animarse.
Diez minutos después, Giovanna estaba llamando a mi puerta.
Abrí.
-Hola, cariño. Muchas gracias por invitarme, corazón –dijo, abrazándome.
Venía ya con el pijama puesto, pero llevaba una chaqueta encima.
Entró.
-¿Cómo estás? –Pregunté.
Su sonrisa desapareció poco a poco.
-Bueno… Bien, supongo… Le echo de menos, pero…
-¿Cuándo te vas?
-Pasado mañana –dijo, tras una pausa.
La abracé y comenzó a llorar.
-¿Le vas a cuidar por mí? –Preguntó.
-Claro. Tom te quiere mucho, pero entiende que tienes que irte…
Giovanna asintió y se secó las lágrimas.
Después, fuimos al salón y se la presenté a las chicas.
-Amanda, Alma, esta es Giovanna. Gio, estas son Alma y Amanda. Amanda es la novia de Danny. Y Alma… Bueno Alma… Es… No sé lo que es exactamente…
-Soy la chica que ayuda a Tom a superar que la perra de su novia le haya dejado –dijo Alma.
“ALAAAA VIVAN LAS CAGADAS MONUMENTALES”
Selene y yo pusimos cara rara, pero Gio exhibió una sonrisita.
-Creo que yo soy esa perra –dijo.
Alma se tapó la boca con una mano y Amanda le dio un capón.
-Lo siento mucho, Giovanna. De verdad… Pero es que… Tom estaba tan destrozado que pensé que le habían hecho mucho daño…
-Mi intención no era hacerle daño… -susurró Gio.
-Me lo imagino… No tienes cara de mala persona… Al contrario... –dijo Alma.
“La chica sabe como arreglar un estropicio”
Giovanna se sentó.
-Espero que Tom se dé cuenta de la chica tan alucinante que le defiende –dijo.

viernes, 15 de octubre de 2010

16. Parece mentira que compartamos esta cabeza ¬¬

Tras dos horas y muchos bises, el grupo se despidió. Dougie me cogió por la mano y nos colamos por la abarrotada puerta del backstage. Fuimos escondiendonos hasta que vimos su camerino.
-Doug, ¿qué hacemos aquí? –Pregunté.
-Shhh –abrió la puerta del camerino.
Se las ingenió para que no llamaran a seguridad y para darles la maqueta de five colours.
-¿Sabes qué? La vamos a escuchar. Eres un tío majo –dijo Tom.
Salimos tras conseguir que nos firmaran las sudaderas y que Dougie les dejara su número de teléfono.
-¡DIOOOOOOOOOOOOOOOOOS! ¡HE CONOCIDO A BLINK-182! DIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOS! –Gritó.
Íbamos caminando, cogidos de la mano.
-Y todo gracias a ti –dijo, parándose. –It’s all about you.
Me cogió en peso y dio vueltas, riendo. Nos empezaron a caer gotas de agua. Me puse la capucha de la chaqueta e hice lo mismo con la de Dougie. En dos minutos, estábamos calados. Dougie me agarró por la cintura y, bajo una tormenta impresionante, me besó.  Fue el beso más bonito de toda mi vida. 
Después, volvimos a casa. Nos duchamos y nos fuimos a dormir. 

Faltaban tres días para Halloween y a Doug y a mi se nos había ocurrido la estúpida idea de hacer una fiesta. Como la imaginación no era lo mío, me disfrazaría de la niña del exorcista. Dougie se negaba a decirme cual sería su disfraz.
La tarde antes de Halloween, estábamos decorando la casa y se me ocurrió preguntarle, por enésima vez.
-¿Marinlyn Manson?
-No -susurró Dougie.
-¿Jack el destripador?
-No.
-¿Belén Esteban?
-¿Quién coño es esa, Ash? -Preguntó.
-No sé... La vi en internet y me dió miedito-Jajajajaja que inteligente, xD
Silencio.
-¿Qué te cuesta decirmelo?
-Mucho -dijo bajando de la escalera, donde se había subido para colgar un esqueleto de una lámpara.
Le cogí por la mano y le miré.
-Porfa... -susurré besándole.
Me agarró por el trasero y me acercó a él.
-Eres mala -dijo, besándome más intensamente.
Comenzó a desabrochar mi camisa y a retirarla de mis hombros.
Le quité la camiseta y me empujó, hasta que estuve entre su cuerpo y la pared. Me cogió en peso y enrosqué mis piernas en su cintura.
Me besó en el cuello y yo me agarré a su pelo. Me bajó e intentó desabrochar mi pantalón, pero sonó un móvil. El suyo, para ser exactos.
Lo miró y, tras contestar enfadado, lo estrelló contra la pared más próxima, es decir, la que yo tenía detrás.
Esa noche, no cenó y cuando estábamos en el salón, viendo la televisión, se fue a su cuarto muy temprano.
Apagué la tele y llamé a su puerta.
-¿Puedo entrar? -Pregunté.
-Claro, mi vida. Pasa.
Entré y le vi, tirado en la cama, con las manos detrás de la cabeza y la vista clavada en el techo.
-¿Qué te pasa, cariño?
-Nada... Paranoias mentales -dijo.
Me acosté a su lado y me apoyé en su pecho. Su brazo me rodeó la cintura y sus labios se pegaron a mi pelo.
-Sabes que estoy para lo que necesites, corazón -susurré.
Se quedó un rato callado. Cuando había perdido la esperanza de que contestara, lo hizo.
-Me da la impresión de que no quieren que estemos juntos -susurró.
Me quedé callada un segundo.
-Oh, cariño -susurré. Me apreté contra él y se rió. -Me importa una mierda que no quieran ellos, la cosa es que queramos nosotros. Dougie, mi vida, no quiero estar con otra persona que no seas tu!
Me estrujó en sus brazos y me sonrió, feliz.



Al día siguiente, me desperté tal y como me había dormido: abrazada por mi perfecto novio y medio tapada por las sábanas de éste.
-Buenos días, princesa -dijo Dougie.
"SE ME HACE EL CHOCHO CALIMOCHO!"
Me reí, ante el comentario de la vocecilla de mi cabeza y besé el pecho de Doug.
Nos levantamos, desayunamos, y comenzamos a prepararnos para la fiesta. Dougie se negó a vestirse donde yo, así que, supuse que me mantendría con la intriga hasta la fiesta.
La tarde se pasó rápida, y cuando vine a darme cuenta, eran las 8 y mi casa estaba petada de gente.
No encontraba a Dougie por ninguna parte. Al que si encontré fue a Casper... Bueno, a Dansper.
-Buen disfraz, loca -dijo.
-Buen disfraz, fantasma.
"ZAAS EN TODA LA BOCA"
-Já, que gracia. ¿Has visto a Doug?
-¿Ya has perdido a tu perrito, loca? Si no me hubieras dicho fantasma, te hubiera dicho de que va disfrazado.
-¿Tú lo sabes? -Pregunté.
-Es mi mejor amigo, como no lo voy a saber -su cara parecía decir INUUUUUUUUUTIIIIIIIIIIIIL XDD
De repente, algo afilado me rodeó el cuello. Vi cuatro cuchillas de acero y una mano con un guante. Pude distinguir también, un jersey de rayas negras y rojas.
-Vaya, Freddie Krouger... Debería haberlo pensado... -dije.
-Pero no lo hiciste -susurró Dougie.
Una persona vestida de vaca se acercó a mi.
-¿AMANDA? ¿TE HAS VESTIDO DE VACA? -PREGUNTÉ.
-Nos! hemos vestido de vaca -puntualizó. Miré al interior del disfraz y descubrí a Alma.
-Vaya tela -dije.
A lo lejos, vi a Dar Vader... Solo podía ser...
-TOOOOOOM -gritó Amanda, y salieron corriendo hacia él.
Detrás de Tom, venía un vampiro muy muy sexy.
-Vaya, Harry... Creo que debería dejar a Krouger por tí -dije.
Dougie le pegó en el estómago y se rió.
Selene venía disfrazada de vampira, con una marca en el cuello.
-Vaya, que realista. Hasta te has echo las marcas de verdad -dijo la vaca Muuuuh.
-En realidad, esto es de un calentón... Harry no sabe controlarse -soltó Selene.
Miriam, que se había vestido de alienígena, me saludó.
De repente vi a una chica alta hablando con Danny. Llevaba un disfraz de enfermera muerta que le quedaría muy sexy a los ojos de un tío.
La reconocí a pesar de los kilos de maquillaje que adornaban su rostro.
-Karol!! -Me lancé a abrazar a la hermana de Danny.
Me estuvo contando cosas sobre sus estudios y sobre la universidad de Oxford, donde estaba estudiando medicina.
-Aaah, claro. Por eso el disfraz -dijo Danny, señalándola de arriba a abajo.
-Descansa, bonito, descansa -dijimos las dos a la vez. Karol y yo AMABAMOS meternos con Danny.
Después, me separé de ellos y busqué a Dougie.
-Me a dicho que te diga que le encontrarás donde solo se le puede encontrar -dijo Tom. -Si es más tonto come cascaras de cacahuete.
-¿Qué coño quiere decir eso? -Pregunté
"¿Dónde solo se le puede encontrar? GILII!! ES FREDDIE KRUEGER! LE ENCUENTRAS EN SUEÑOS Y DONDE SUEÑAS?? EN LA CAMA!!!! PARECE MENTIRA QUE COMPARTAMOS ESTA CABEZA ¬¬"

miércoles, 13 de octubre de 2010

15. Esta es nuestra canción

-Vaya vaya…No perdéis el tiempo, ¿eh?
-¿Cómo coño has entrado, Danny? –Pregunté. Dougie se levantó y me incorporé.
Detrás de Danny apareció Amanda.
-Tom tiene llaves –dijo Danny, mostrándonoslas. –Mmmm, huele a raviolli.
-En la cocina –dije.
Se me había estropeado la noche con Doug. No es que tuviera pensado hacerlo ni nada de eso, pero me apetecía estar a solas con él.
Dougie se fue a la cocina con Danny y Amanda ocupó su sitio.
-Perdón por aparecer sin avisar –dijo. –Creo que Tom le pidió a Danny que viniéramos.
“Maldito seas, Tom”
-No pasa nada, Amanda –dije. -¿Qué tal con Danny?
-¿Alguna vez has ido a Tenerife? –negué con la cabeza. –Se siente lo mismo al subir al Teide que al estar con Danny en la cama. Es como si… Te hiciera cosquillas por dentro.
-Puaaaajjjjj… ¡Qué asco, tía! –reí.
Danny apareció con dos platos de pasta y Dougie con otros dos. Los pusieron en la mesa y nos cogieron por la mano.
Nos sentamos a cenar, y hablamos.
-¿Y si hacemos algo los ocho? –Preguntó Danny. –Tom, Alma, Harry, Sele y nosotros.
-¿Cuándo? –Preguntó Dougie.
-El viernes que viene. Podríamos ir al Spa, al cine, a cenar por ahí…
-¿Spa?... Vaya, Danny, no conocía esa faceta tuya –dijo Amanda riendo.
-A mi también me gusta cuidarme –dijo Danny, besando sus bíceps.
-Nosotros no podemos –dijo Dougie. –Tenemos planes juntos.
“Que monoooooo! Prefiere estar contigo a hacer el chorra en un Spa con Danny J
-Bah, enamorados –dijo Danny.
-No estamos enamorados. Solo nos gustamos –Dougie me miró para ver si estaba de acuerdo con él. Asentí.
-Ahhhhh, bueno. Entonces estamos todos iguales, creo yo. Menos Harry y Selene. Harry está pilladisimo –dijo Danny.
“Será marujón…”
-Si, Selene también –dije.
-Es genial que estén juntitos –dijo Amanda.
-Si… Ains, que monoso es Harry –dije.
Amanda y yo soltamos el típico suspiro de enamoradas que se suelta en estos casos.
-Tías –dijo Danny a Dougie. –Corred con Harry, dejadnos e id con vuestro Harry.
Amanda y yo nos levantamos a la vez y Danny y Dougie nos miraron con cara de ¬¬.
Nos sentamos, riendo, y les miramos.
-No tiene gracia –dijo Doug.
Le besé y me devolvió el beso. Después, terminamos de cenar y Amanda y yo recogimos la mesa.
Los chicos nos esperaban, sentados en el sofá. Dougie abrió los brazos y me senté sobre él. Danny y Amanda habían comenzado su conversación no hablada y Dougie y yo los miramos sonriendo.
Encendí la tele y me acurruqué junto a Dougie.
-Me encantas –dijo, mordiendo mi oreja.
La semana se pasó muy rápida, y antes de lo que pensaba, estaba preparándome para el concierto. Recogí mi pelo en una cola alta y me puse la sudadera de Blink-182. Me puse los vaqueros y unas converse. Dougie entró en mi habitación. Llevaba unos vaqueros y unas deportivas blancas. Traía la sudadera colgada del brazo, por lo que su pecho estaba al descubierto.
-Mmmm… Dougie… -dije.
Se acercó y pegó sus perfectos labios a los míos.
-Podemos pasar del concierto… Y quedarnos aquí… No nos va a molestar nadie, los chicos están en el Spa… -dijo, besando mi cuello.
-¡Dougie!
-Vale, vale. Perdón. ¿Me la pones? –Dijo, tendiéndome la sudadera.
-Cariño… Mis impulsos me llevan a quitarte la ropa, no a ponértela –dije.
“Atención, señores. Ashley Stevenson acaba de soltar la guarrada del año”
-¿Ves? Razón de más para quedarnos aquí, en la cama –dijo, mirándome de la forma más sexy posible.
“TIRATELO”
-No, mejor nos vamos –dije. Le agarré de la mano y nos fuimos.
El Hard Rock estaba lleno a rebosar. Dougie y yo entregamos nuestras entradas y pasamos.
La temperatura ambiente estaba perfecta, pero al llevar a Dougie al lado, era unos grados más alta *-*.
De repente, se apagaron las luces y comenzó a sonar un bajo.
-¡DIOS! ¡EL COMIENZO PERFECTO! –Gritó Dougie.
Un par de chicos que estaban tras nosotros le miraron raro.
Comenzaron con First date. Mientras cantaban, Dougie me miró y me dijo:
-¡Esta es nuestra canción! ¡Es nuestra primera cita oficial!
Sonreí y le besé mientras Tom Delongue cantaba:
-Let's go, don't wait, this night's almost over
Honest, let's make this night last forever
Forever and ever, let's make this last forever
Forever and ever, let's make this last forever