viernes, 29 de octubre de 2010

25. "Era un biberón, idiota"

-Ashley Sophie Stevenson. ¿Quieres…casarte conmigo?
Lo ha dicho.
“Dios… :O”
Me quedé callada mientras Dougie abría la cajita. Dentro había un anillo de oro blanco con un diamante en el centro y unos detalles dorados alrededor de la piedra.
La cara de Dougie expresaba nervios, tensión, felicidad, preocupación, incomodidad y ganas de besarme. Todo al mismo tiempo.
-No tienes que contestar ahora. Puedes pensártelo.
Me arrodillé ante él y me miró expectante.
-Llevo seis años contigo. Nos hemos peleado muchísimas veces, pero nunca aguantamos más de dos días separados. Excepto… Cuando…Ya sabes… Cuando cortamos por lo que me dijo Tom. Y no sabes como siento haberte dejado por eso…
-Al grano, mi vida.
-Vale… Hace dos años me recorrí toda Inglaterra por ti. Me he pasado tres meses sin verte, son tocarte, y casi me muero. Ahora, me pides que me case contigo y que puedo pensármelo. Cielo: Jamás, en toda mi vida, he estado tan segura de algo. Quiero casarme contigo, Dougie.
Mi novio sonrió. Me besó intensamente y me puso el anillo en la mano izquierda. Me quité la camiseta y Dougie acarició mi espalda, metiendo sus manos por mi ropa interior.
Horas más tarde, estábamos cenando comida china. Dougie se pasó toda la noche dirigiendo la vista del anillo a mi cara. Y cuando estábamos viendo la tele, se dedicó a mordisquear mi oreja.
-Dougie, atiende a la peli –dije, riéndome. Sus manos recorrían mi pecho.
-Se está demasiado bien así –susurró.
Puse los ojos en blanco y miré la televisión, sin enterarme de nada.
Al día siguiente, a las seis de la tarde, estábamos llamando a la puerta de Danny.
Dougie me besó el cuello mientras esperábamos a que nos abrieran la puerta.
Sonreí y le eché los brazos al cuello. Dejé que sus labios siguieran recorriendo mi cuello y enredé mis manos en su pelo.
Las manos de Dougie, que estaban cerradas entorno a mi cintura, me apretaron contra su cuerpo.
En ese momento podría pasarme un coche por encima y no me daría ni cuenta.
-Ejem… Si queréis cierro la puerta y tal…
Los dos volvimos la cabeza a la vez y miramos a un descojonante Danny.
Le dio una colleja a Dougie y nos invitó a entrar.
Dentro estaban todos. Absolutamente todos. Selene, Harry, Tom, Alma, y por supuesto, Amanda y Dan.
-Dougie –susurré a su oído. –¿Alguien sabe algo?
-No. Le pedí los pantalones a Danny pero no sabe para que.
Asentí.
Fui a la cocina para ayudarles a sacar platos. Saqué las bebidas, los vasos y las servilletas.
Cuando fui al salón, Tom estaba con su móvil. Me echó una foto nada más aparecer por la puerta.
-Supongo que eso lo imprimirás y lo meterás al álbum –dije.
-Supones bien –dijo Tom.
-¿Sería mucho pedir que no lo hicieras? –Pregunté, cogiendo su Iphone para ver la foto.
Tom se río y asintió.
Danny y Amanda salieron con lo que quedaba y me reí.
Cuando llegamos al postre, Tom nos miró a todos, con expresión aterrorizada.
-Houston, tenemos un problema –dijo.
-¿Qué pasa?
Miraba la pantalla de su móvil, atónito.
-Me he quedado sin batería –dijo.
Nos reímos mientras el pulsaba el botón de encendido de su teléfono.
-Si no fueras tan adicto a las fotos… -dijo Harry.
-Si te callaras la boca… -Contraatacó Tom.
Harry le sacó la lengua mientras yo me reía.
-La verdad es que Harry tiene razón –dijo Amanda. –Houston no tiene un problema, lo tienes tú.
-Ja, me meo… Ash… -me miró, haciendo pucheros.
-No –dije, divertida.
-Andaaaaaaaaa
-He dicho que no, Tom. Además, necesito llamar luego a Nikki. Lo siento.
Me miró en plan (¬¬)
-Porfa… -lo intentó otra vez.
“Venga déjaselo. Si no, va ha estar de morros toda la noche, lo conoces”
-Me debes una –dije, pasándole mi Iphone por encima de la mesa.
Se levantó y me dio un sonoro beso en la mejilla.
-SIIIIIIIIII!!! Tengo un Iphone con bateríaaaaaaaaa
“Este tío es tonto”
No le digas tonto.
“Si, lo digo… Aun que últimamente está muy muy muy…cambiado”
Dilo abiertamente, últimamente parece un muñequito de los Action Man. Está echando músculo.
“Exacto. Yo no lo hubiera dicho mejor”
-Oye, Tom… Hablando de cosas que no funcionan y otras que si… ¿Le has puesto pilas a tu maldito cerebro ya? –Dijo Danny.
-¿De qué hablas? –Tom deslizaba los dedos como un loco por la pantalla de mi móvil. –Dios, Ash. ¿Fotos de Harry en calzones? Seguro que Doug está de acuerdo.
Esa última parte iba cargada de sarcasmo, como era de esperar.
-Si que lo estoy. Ella es mi mujer y él mi amante –dijo Dougie.
Estaba sentado frente a mí y junto a Harry. Éste le besó en la mejilla y le abrazó.
-¿Nos disculpáis si subimos a la habitación un segundo? –Dijo Harry.
-No, no os disculpo, Pudd. Mi amante y mi marido a la mesa.
-Espera espera espera… ¿Has dicho amante? Me pones los cuernos con mi amante… -Dijo Dougie.
Normalmente, las coñas entre Pudd, Dashley y Hashley se nos iban de las manos de esa manera. Que le íbamos a hacer, si estábamos locos.
-Si, lo siento –dije.
-A ver si me he enterado… Dougie y Ashley están casados, peeeeero, Dougie le pone los cuernos a Ashley con Harry y Ashley se los pone a Doug…¿Con Harry también? –Dijo Danny.
Los tres asentimos.
-Entonces, técnicamente, la culpa la tiene Harry. Pooorque, el sabe que estáis casados peero está a la vez con los dos –dijo Alma.
-No, no lo entiendes. Harry solo quiere que sean felices, así que, no le dice nada a ninguno de los dos porque si se enteran de que está con los dos, se divorciarán y…
-Callaaaaaaaoooooooos!!! Dios, no soporto esto ni un minuto más! –Dijo Amanda, cortando a Tom.
Nos comenzamos a reír descontroladamente. Danny le lanzó un guisante a Amanda a la cabeza y ella le sacó la lengua.
-¿De que hablábamos antes de que estos empezaran con sus subnormalidades? –Preguntó Alma.
-De si Tom le había puesto pilas a su cerebro –recordó Harry.
-Oh, si –Danny dejó el tenedor sobre la mesa. -¿Y bien?
Tom le miró, pero luego volvió a las fotos.
-¿Tom?
Mi mejor amigo gruñó algo parecido a déjame en paz y deslizó los dedos para pasar de foto.
-Eso es un no, ¿verdad? Pues bien, si no lo haces tú, lo haré yo. Alma…
-NOOO.
“Vaya, vaya, al fin reacciona”
Danny sonrió con malicia.
-Bueno, pues entonces… -hizo un gesto con las manos, indicándole a Tom que podía continuar él.
-¿Aquí? ¿Y ahora? –Preguntó Tom.
Harry, Dougie y Danny le miraron, autoritariamente, situación que me pareció graciosa, ya que normalmente él que les miraba así era Tom.
-Vale, joder. Pero que sepáis que no va a ser tan bonito como había pensado. Ahora va a ser forzado.
-Oh, no te preocupes. Disfrutaremos del espectáculo igualmente.
Tom dejó el móvil sobre la mesa, se levantó y se colocó junto a la silla de Alma. Se arrodilló en el suelo y la miró.
-¿Qué haces, Tom? –Preguntó la chica, sorprendida.
-Quiero…
-ESPERAA!! –Harry se abalanzó a por mi móvil y pulsó el botón de grabación. –Puedes seguir.
Tom agarró la mano de Alma, mientras esta nos miraba, desconcertada.
-Quiero decirte algo –dijo Tom.
-Bueno, pues dilo –contestó Alma.
Tom tragó saliva.
-Yo…
Venga, Tom. Llevas 6 años deseando decírselo. Ahora que tienes la oportunidad, no la cagues.
-Te quiero –dijo.
La boca de Alma se abrió de par en par mientras Harry movía el móvil para pillar su cara.
Tom tenía una sonrisa en el rostro, esa misma que hacía que su hoyuelo se marcara de una manera alucinante.
-Madre del amor hermoso –susurró Alma, en español.
-¿Eins? –Dijimos todos menos Amanda.
-Oh, my dear –aclaró la novia de Danny, mirándonos.
“Vaya. La máquina del español no ha entendido una simple frase”
Estoy conmocionada por todo lo que ha pasado hoy. Joder, no me agobies.
Estuvimos unos minutos más en silencio. Minutos en los que la sonrisa de Tom se fue desdibujando.
-Dile algo al chaval –susurró Dougie.
-No sé que decir… Yo…
-Alma, coño. Llevas seis años esperando esto y ahora no sabes que decir –dijo Amanda.
-Yo… Esto…
-Déjalo… No hace falta que contestes –dijo Tom, forzando una sonrisa y volviendo a sentarse en su sitio.
Alma le miró, entristecida.
-No quiero que pienses que…
-Tranquila. No pasa nada –dijo Tom.
Alma no le escuchó.
-Ha pasado mucho tiempo…y en ese tiempo…he conocido a personas que…no sé… Se han decidido a pedirme salir… No he tenido que esperar seis años… -dijo la chica.
-Oye maja… Que tú también podías haberte lanzado –dijo Harry.
-¿Y qué te crees? ¿Qué no lo hice?
-¿Lo hiciste?
Alma asintió. Amanda, Selene, Danny, Dougie, Harry y yo miramos a Tom y a la chica, sin poder creer lo que estábamos oyendo.
-Hace 4 años más o menos. Habíamos quedado para ir al cine, a ver la película esa de la casa con globos y el niño y el viejo…
-Up –dijo Tom.
-Esa. Bueno, pues antes de entrar fuimos a por palomitas y nos dijeron que si éramos pareja podíamos canjear una especie de ticket para que la próxima vez que fuéramos, las palomitas nos salieran más baratas. Tom le dijo que no éramos pareja, que solo éramos amigos, y eso me dolió bastante. Cuando entramos a la sala, le dije que me gustaría cambiar lo que teníamos, que quería estar con él, pero me dijo que estaba muy liado y que tenía que pensárselo. Después, empezó la película y se quedó como en trance, mirando la pantalla.
“Le pasa lo mismo con todas las de Disney ¬¬”
-Ahora entiendo por qué os pasasteis más de dos semanas muy esquivos el uno con el otro –dijo Danny.
Miré a Tom. Se le veía destrozado. Le pedí a Doug que me cambiara el sitio para poder sentarme junto a Tom. Él dijo que sí.
Ocupé el sitio de mi novio en la mesa y miré a mi mejor amigo.
-Tom… Ven conmigo –susurré.
Salimos al jardín, lugar que Danny utilizaba para fumar, ya que Amanda tenía terminantemente prohibido fumar dentro de la casa. Excepto cuando nos reuníamos todos.
Tom me abrazó y comenzó a llorar.
-Si es que soy gilipollas. Que digo gilipollas; soy anormal. ¡Seis años, Ashley! Seis putos años –sollozó contra mi hombro.
-Tom, mírame –lo hizo. –No eres gilipollas ni anormal. No sabías lo que hacer, simplemente eso. Alma tenía todo el derecho del mundo a rehacer su vida y lo ha hecho.
El chico me miró, con lágrimas aún en los ojos.
-Ash…
-Tommy –susurré.
Tom sonrió ampliamente. Cada vez que le decía Tommy, el hoyuelo de su mejilla se marcaba al estirar sus labios para sonreír.
-Me acuerdo de la primera vez que me llamaste Tommy –dijo.
-Eso es mentira. Es imposible que te acuerdes –dije, riéndome.
-Es cierto!! Me acuerdo de tu padre con la cámara y tú comiendo yogur…
-Era un biberón, idiota.
Sonrió.
Jamás olvidaría lo que me había contado mi madre sobre la primera vez que le había llamado así. Al fin y al cabo, Tommy fue mi primera palabra.

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